«La Niña» se instala en setiembre

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Si bien las napas están muy altas, habrá que ver cómo juega en todo esto del cambio climático

El componente climático tuvo un peso determinante sobre todo el período de la campaña 2015/16 que va llegando a su final. De prever records de rindes se a pasó a un abril en el que las lluvias inclinaron la balanza hacia pérdidas cuantiosas. Reviendo los últimos sucesos y analizando el escenario que empieza a mostrarse, Aiello habló de todo. Comentó el bloqueo húmedo que puso en jaque a Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba, y el próximo invierno y en cómo puede afectar al trigo. También charlamos sobre el largo plazo: el clima que se viene en Argentina, “La Niña” que tiene altas chances de instalarse en setiembre, los cambios atmosféricos que podrían incrementar el número de Niños, y la forma de hacer agricultura en Argentina.

—José Luis, el temporal de lluvias en abril, ¿fue “mala suerte” o era algo que tenía muchas probabilidades de suceder en un año así?

—La campaña mostró varios aspectos de mucho efecto sobre el sistema de producción agropecuario en Argentina. Se desarrolló bajo la neta influencia de un Niño en el Pacífico ecuatorial central y las consecuencias fueron la de un permanente aumento de nubosidad atmosférica que ingresaba desde el norte. Con esto, y el pasaje de sistemas meteorológicos, se generaron montos de lluvias por encima de los valores normales. Por ello, desde el punto de vista físico, era el escenario más probable.

Ahora voy a tu pregunta: las lluvias de abril, ¿fueron «mala suerte»? Seguramente, alguno de los cientos de productores que vieron anegarse sus campos y la pérdida de su producción usarán dicha expresión, pero yo prefiero ir por otro lado y explicar el fenómeno como un bloqueo húmedo. Dicho bloqueo se da sobre una determinada región cuando hay mucha humedad en la atmósfera (y en abril era así) y se estaciona un sistema (frente) que dan una combinación de continuas lluvias durante muchos días. Esto fue lo que pasó. Los bloqueos son fenómenos que pueden ser húmedos (como el de abril) o secos (sin lluvia durante muchos días) y aparecen con una frecuencia que no es tan baja. Por eso cuando uno hace pronósticos a largo plazo, cuyo forzante es de muy gran escala, debe informar: ojo, cuidado con los bloqueos u otros fenómenos regionales, cosa que hemos hecho en muchas ocasiones desde GEA.

—¿Cuantas chances le ves a que lo que pasó en abril, se vuelva a repetir de acá a dos años?

—Diría que no es alta la probabilidad en los próximos dos años. Abril ya es un mes del semestre frío y se inhiben los efectos de gran escala para generar humedad.

—Todavía falta bastante por cosechar en Argentina, ¿qué se puede esperar para junio?

— En lo que resta de junio no se generarán nuevos problemas de cosecha, excepto los que ya están instalados, y el impacto adverso fue muy fuerte para los sectores de la Pampa Húmeda.

—Este año se proyectan siembras más tardías de trigo, ¿cómo ves el invierno? ¿Puede haber problemas de excesos en la Región Pampeana cuando estemos sembrando en junio o julio?

—En junio/julio las lluvias oscilarán alrededor de sus valores normales, no hay un argumento fuerte para decir otra cosa. En los lotes donde pueda sembrarse, los perfiles de humedad son excelentes. Donde no se pueda, se irá a siembras tardías y su concreción será dependiente de los mecanismos físicos que puedan mejorar el piso de los mismos. Pero esta cuestión es dependiente de fenómenos de escalas chicas.

—En la franja central, la estrategia fue cuidar el agua en los suelos para producir más, siempre pensando en estrategias defensivas contra la sequía. Pero en los últimos 3 años, pasamos de tener las napas de los 14 metros a 2 m, en gran parte de la Región Pampeana y hasta verlas aflorando en los suelos. ¿Cuál es tu visión del clima en Argentina hoy para los próximos años? ¿Se puede profundizar esta tendencia de más oferta de agua?

—El aumento de la napa freática es dependiente de un balance donde su mayor componente es sin dudas la precipitación. Viendo las series históricas, hemos tenido situaciones de inundaciones en el pasado, siendo las más recientes las del noroeste de la Provincia de Buenos Aires y otras en regiones más chicas. El aumento de la napa freática se da por lluvias y escurrimientos (superficiales y profundos) y «la salida de agua y su descenso en napas» por percolación (que se inhibe cuando la napa freática es muy cercana a la superficie), evapotranspiración y escurrimientos. Hay un factor importante que debe considerarse y es el que produce la siembra directa, y que corre a favor de dar un aporte a la capa freática, pero sus ventajas para la producción son evidentes. De todos modos, esta ecuación es muy complicada de resolver, pues hay que considerar la geomorfología y los procesos hidrológicos superficiales y profundos. Dado que «el que manda es el aporte por lluvias», en los próximos años, una mayor frecuencia de Niños llevará a un escenario como el de tu pregunta. Y el cambio climático hará que tengamos mayores años con Niño.

—Entonces, ¿se va a incrementar aún más la inestabilidad de la atmósfera?

—El cambio climático sin dudas aumentará la inestabilidad atmosférica y se traducirá en mayores efecto convectivos (lluvias de grandes montos en tiempos cortos), pulsos intensos de frío y calor, ráfagas y tornados, bloqueos y otros.

—¿Tenemos que planificar para consumir más agua en la agricultura que viene?¿Pensas que lo que pasó nos tiene que prevenir y plantear un cambio serio en infraestructura y rotaciones agrícolas?

—Me gusta la pregunta, pero solo la puedo responder parcialmente, o sea, sí, pienso que tu expresión «consumir más agua» es muy acertada y factible por la situación climática, y que a la larga marcará las rotaciones. Por un lado la falta de rotaciones, tuvieron su efecto, pero el factor que más peso tuvo en el ascenso de las napas fue el cambio climático, y habrá que idear estrategias conjuntas para moderar sus efectos.

—José Luis, “Niña, Niño, neutro quizás”, ¿se puede saber hoy cómo va a estar actuando el pacífico para la próxima campaña gruesa?

—¡Niña!,hoy los modelos muestran una alta probabilidad de su instalación. Hay que prepararse para una Niña que se instalaría hacia septiembre 2016, y estaríamos transitando la campaña gruesa 2016/17 bajo el peor escenario Pacífico dependiente. Creo que esto es lo que hay que seguir hoy con mucha atención. Se pueden dar interesantes impactos negativos para la producción de la próxima gruesa, pero como dije hay que seguir esto bien de cerca. (Fuente: GEA)