Así lo asegura la Universidad del Litoral tras realizar un trabajo de monitoreo satelital que explica la evolución de una franja de 100 kilómetros a lo largo de la Ruta 7 desde la década del ’70.
Un estudio realizado por la Universidad del Litoral, publicado por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), indica que la laguna La Picasa, que recibe agua de una cuenca de alrededor de 500.000 hectáreas y que ocupa parte de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, está hoy “colmada” y en riesgo potencial.
“La altura de la laguna alcanza una cota de 105 metros, por lo que presenta un elevado riesgo potencial frente a lluvias normales o superiores al promedio, durante el próximo otoño”, dice el informe.
El trabajo explica la evolución de la franja de 100 kilómetros que se extiende a lo largo de la Ruta Nacional 7 a través de un trabajo de monitoreo satelital que detalla que “a partir de la década del 70 se produjo un cambio en el régimen de precipitaciones”.
La medición, realizada sobre la imagen satelital de 1972, arroja una superficie anegada de 2.819 hectáreas mientras que de 1975 al ’79 la laguna crece hasta alcanzar más de 5.500 hectáreas, coincidiendo esta evolución con precipitaciones que registraron promedios superiores a los 900 milímetros.
A partir de esta fecha, las lluvias sobre la región disminuyen, observándose una reducción general de los cuerpos de agua de la zona, según afirma el trabajo.
No obstante, La Picasa, a la que se han derivado excedentes a través de trabajos de canalización, no manifiesta una reducción de su superficie.
En la imagen de 1986 es posible medir un aumento de la superficie afectada que llega a 9.000 hectáreas, situación que se agrava aun más en 1991, cuando supera las 10.000 hectáreas.
Durante gran parte de la última década, las precipitaciones en algunos lugares de la cuenca fueron mayores a los 1.000 milímetros anuales, y en particular durante los dos últimos períodos hidrológicos han superado los 1.200 milímetros.
Como consecuencia, la altura de la laguna La Picasa, que a inicios de 1997 no llegaba a una cota de 100 metros, comienza a ascender, superando ese nivel en enero del ’98 para alcanzar en noviembre de ese año los 101,5 metros. A raíz de esto, se debe suspender el tránsito e interrumpir la Ruta Nacional N°7 y el ferrocarril.
Durante los primeros meses de 1999 el ferrocarril eleva la altura del terraplén de apoyo de las vías a una cota de 101,5 metros, mientras las fuertes lluvias registradas a partir de marzo de 1999 producen nuevos ingresos al sistema, elevando la altura de la laguna a 104,75 metros, de acuerdo al estudio de la UNL.
La caída de lluvias superiores a 1.200 milímetros durante dos años hidrológicos seguidos en 1998 y 1999, desvirtúan esas estimaciones y reafirman una constante dentro de la evolución de una fase climática húmeda.