La Presidenta confirmó la segmentación de retenciones para beneficiar a los pequeños productores rurales

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El Ejecutivo anunció un fondo de $2.500 millones para quienes produzcan hasta 700 toneladas. Apurado por sostener las reservas, el Gobierno busca tentar a más ruralistas a que se desprendan de sus granos. Expertos analizan el grado de éxito que puede tener la iniciativa

La presidenta Cristina Kirchner anunció este lunes un programa de estímulo para los pequeños productores agropecuarios con la segmentación de las retenciones, que consiste en el pago un subsidio de entre $45 y $450 anuales por tonelada a quienes produzcan hasta 700 toneladas de granos.

La jefa del Estado dio a conocer la medida durante un mensaje en cadena nacional, en el cual recordó que para los tamberos productores hasta 2.900 litros de leche recibirán 30 centavos en el valor en tranquera.

Cristina destacó que el programa fue «consensuado» con la dirigencia de Federación Agraria, entidad que agrupa a los pequeños y medianos productores agropecuarios, y beneficia a unos 46.121 ruralistas.

El ministro de Economía, Axel Kicillof, precisó que se generará un fondo de $2.500 millones que se alimentará al mismo tiempo que el Estado cobre las retenciones a las exportaciones de granos.

El jefe del Palacio de Hacienda subrayó que «los productores podrán acceder a este beneficio inscribiéndose en un registro en la Secretaria de Comercio, a partir del 15 abril y se va a pagar según se vayan cobrando las retenciones, a medida que se vaya exportando».

A partir de esta decisión, Kicillof advirtió que si los principales exportadores de granos deciden retener el producto y demorar su venta se perjudicará a los pequeños y medianos productores porque no se podrá conformar el fondo.

Apremiado por la necesidad de contar con más dólares provenientes del agro y en un contexto en el que un mayor número de productores parecen decididos a «sentarse» sobre los granos, el Gobierno avanzó con su plan para estimular a pequeños y medianos ruralistas a que se desprendan de su cosecha.

Kicillof estimó que este año la producción de granos será record y alcanzará a 115 millones de toneladas.

Menos retenciones

La medida anunciada este lunes apunta a segmentar retenciones a lasexportaciones de cereales y oleaginosas y establecer una escala de reducción de las alícuotas mediante un sistema de compensaciones bancarias.

El ministro afirmó que lo que recibirán los productores representa «la mitad de las retenciones que esa masa de productores tendría que pagar este año».

La iniciativa está basada en la propuesta presentada por Federación Agraria, la única entidad que no adhirió al último paro del campo.

De acuerdo con la información oficial, los productores de hasta 100 toneladas cobrarán $450 por tonelada por año; entre 100 y 200, $383; entre 200 y 300, $293; entre 300 y 400, $180; entre 400 y 500, $90; entre 500 y 600, $69, y entre 600 y 700 toneladas, $45.

Los técnicos de Economía cruzaron información con la AFIP para determinar la cantidad de productores que entrarán bajo este paraguas.

Al hacer el anuncio, el ministro detalló que «46.000 productores agropecuarios se verán beneficiados con la segmentación de las retenciones, de un total de 70.000 ruralistas».
Para la distribución, se tomará en cuenta la producción de 2014 y los productores deberán inscribirse en la página web de la Secretaría de Comercio con número de CUIT y CBU.
Se pagará los días 15 de cada mes, pero dependiendo de la recaudación por retenciones a las exportaciones de grano.

La presidenta señaló además que en abril se realizará un pago retroactivo por los meses de enero, febrero y marzo, que representará el 20 por ciento del total del fondo, o sea unos 500 millones de pesos.

Impacto limitado

Sin embargo, para los analistas el impacto que este plan pueda tener a nivel fiscal es algo limitado. Un dato clave es que este grupo es responsable de una porción reducida de la cosecha total de granos.

De acuerdo con los datos oficiales, los pequeños y medianos ruralistas «sólo cultivaron el 10 por ciento de esa cosecha y el 8 por ciento de la exportación».

En tanto, el consultor en temas agropecuarios, Salvador Di Stefano, destacó a iProfesional que para generar 700 toneladas en un campo de zona núcleo «se necesitan unas 150 hectáreas que, para los estándares de esta actividad, es una explotación pequeña».

Respecto de la iniciativa oficial, el experto consideró que «cualquier medida que alivie los problemas de los productores es positiva. Pero esto, claramente, no es suficiente. Se daría una solución parcial a uno pero no a todos los inconvenientes».

«A los precios actuales, el ruralista que alquila y hace 700 toneladas de soja con suerte puede aspirar a tener una rentabilidad neta de $10.000 mensuales promedio, tras pago de impuestos. Una ganancia muy acotada por el riesgo que tiene esta actividad. Los tributos hoy se llevan una parte importantísima de los recursos del campo», agregó Di Stefano.

Guillermo Villagra, consultor y administrador de OpenAgro, uno de los fideicomisos agropecuarios con más trayectoria en el país, afirmó que «el campo en general está mal en términos financieros. Por eso una ayuda a los pequeños y medianos productores sirve y es bienvenida».

Sin embargo, al igual que Di Stefano, consideró que «esto por sí sólo no alcanza. Se necesita una baja importante y generalizada de las retenciones, no sólo para las explotaciones más pequeñas. El problema es que el actual Gobierno está impedido de avanzar en una medida más profunda e integral, por las urgencias fiscales que tiene».

Acto seguido, recalcó que «en la actualidad, cerca del 55% de la ganancia bruta de un campo se termina resignando en concepto de impuestos, como Ganancias, Ingresos Brutos y retenciones».

Por su parte, Ernesto Ambrosetti, economista jefe de Sociedad Rural, agregó un tema no menor que es la desconfianza que generan este tipo de esquemas.

«En el pasado hubo experiencias similares de tratar de segmentar a los productores en función del tamaño pero todas fueron difíciles de implementar y terminaron fracasando.
Además, consideramos que el Gobierno no pasa por un buen momento como para desprenderse de fondos. Por eso el productor hoy tiene mucha desconfianza. ¿Quién le garantiza a los ruralistas que en este caso va a ser diferente?», se preguntó Ambrosetti.

Un dato no menor es que la Cámara de Exportadores (CERA), que nuclea a empresas de manufacturas, hace pocos días denunció públicamente que el Ministerio de Economía dejó de pagar los reintegros por ventas al mundo, lo que se tradujo en una multimillonaria deuda que derivó en problemas de caja y terminó agravando el problema de la pérdida de competitividad de las compañías.

Es decir, el hecho de que el Gobierno no cumpla sus compromisos con empresas exportadoras de manufacturas fija un mal precedente a la hora de tentar a ruralistas a desprenderse de sus granos.

¿Se resolverá el problema del «encanutamiento»?

Esta medida de segmentar retenciones y reducir las alícuotas, llega en momentos en que el Banco Central está cada vez más necesitado de divisas y en un contexto en el que el equipo de Kicillof no tiene 100% definida la estrategia para salir a los mercados y emitir deuda.

El plan de Vanoli de sostener las reservas por encima de los u$s31.000 millones choca contra dos problemas: en primer lugar, el bajo precio de la soja, que hace que la cosecha valga menos. El segundo punto es que los productores están «encanutando» granos detrás de las tranqueras a la espera de una mejora en el tipo de cambio.

Respecto del primer punto, la soja viene en baja en el mercado de Chicago, donde tocó los u$s360 la tonelada, marcando un derrumbe del 35% en los últimos doce meses.

Pero no es el único grano que retrocedió: el trigo hoy cuesta unos u$s177 la tonelada, un 25% menos que en el mismo período del año pasado. En tanto que el maíz, el segundo mayor cultivo en volumen, viene de registrar una merma del 21%.

Entre las razones que explican estas caídas se encuentra la fuerte cosecha que se espera para este año a nivel global, lo que incrementará los stocks.

A esto se sumó, según Ecolatina, «el desarme de los estímulos monetarios en los Estados Unidos, que en los últimos meses provocó un fortalecimiento del dólar a nivel global, impulsando a la baja el precio de los demás activos financieros».

«De modo que, mientras que la divisa norteamericana siga fortaleciéndose, los precios de las commodities difícilmente reviertan su caída», completaron.

Desde Fundación Mediterránea manejan un escenario base de exportaciones del mercado de granos y derivados de cerca de u$s25.600 millones, lo que implicaría una caída del 12% frente a 2014 que, a su vez, equivaldría a u$s3.500 millones menos en concepto de ingreso de divisas, tal como se observa en el siguiente cuadro:

Sin embargo, otras consultoras son más pesimistas y prevén que la caída en el nivel de ingresos superará los u$s5.500 millones.

Para Di Stefano, «por la fuerte baja en el precio de la soja, estamos más para un efecto pobreza que riqueza», debido a su impacto en las economías regionales.

Al problema del menor valor de la cosecha se suma el mencionado componente especulativo por parte de los productores que, ante el avance de las tensiones cambiarias y la perspectiva de una aceleración en la corrección del valor del dólar a futuro, hoy tienen más incentivos para sentarse sobre la producción.

«La permanencia de un tipo de cambio atrasado y de cotizaciones poco atractivas, llevan a considerar que continuarán altas las tenencias de soja en manos de actores de la cadena», sostuvo el economista Juan Manuel Garzón, del IERAL.

El propio ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, advirtió días atrás que los productores tienen «amarrocadas» unas «10 millones de toneladas de granos en silobolsas».
Este comportamiento, de hecho, ya lo está sintiendo en carne propia el BCRA, que semana tras semana está recibiendo cada vez menos dólares en concepto de exportaciones del complejo agrícola.

En la última semana, por ejemplo, se liquidaron apenas u$s238 millones, casi 55% menos que lo registrado en igual lapso de 2014.

En tanto, el acumulado en lo que va del año alcanza los u$s2.577 millones, un 30% por debajo del registro anterior, convirtiéndose así en el nivel más bajo desde 2007.

En este contexto, ¿una disminución de las retenciones será un incentivo suficiente como para alentar a los pequeños y medianos productores a desprenderse de los granos?
Bajo la visión de Di Stefano, “la medida no va a mover mucho el amperímetro”.

A la hora de esgrimir razones, el consultor detalló que “hoy el campo está sufriendo mucho por el tipo de cambio atrasado y las bajas cotizaciones».

Por lo tanto, aseguró que «las expectativas de una corrección en el valor del dólar en los próximos meses generan que una gran proporción de los productores prefiera esperar y guardar su cosecha».

Según el experto, “los granos se pueden aguantar un año o más. Si al hombre de campo le decís que en menos de doce meses va a recibir más pesos en sus manos, entonces va a tratar de no salir al mercado”.

En una línea similar se expresó Ambrosetti, para quien «no se puede esperar una venta masiva de granos y una fuerte liquidación de stocks. Esta medida es apenas un placebo».

Según el analista Carlos Boggiano, en momentos en que el país está «alejado de los mercados internacionales y con escasas posibilidades de financiación, el ingreso de divisas por comercio exterior es central», de modo que la debilidad de la soja y el «encanutamiento» por parte de los ruralistas son dos variables que juegan en sentido totamente contrario de la estrategia oficial.

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