Pese al crecimiento que exhibe la producción de carne de cerdo y las ventas al exterior, es complicado el escenario actual del sector primario, ya que los valores que recibe el productor se ubican por debajo de los costos. Así lo indicó el último informe de Confederación Intercooperativa Agropecuaria Limitada –CONINAGRO-.
Actualmente el consumo doméstico de carne de cerdo ronda los 16 kilos anuales. Un 98% de la producción porcina se destina a atender las necesidades del consumidor local y solo un 2% tiene por destino la exportación, con ventas anuales que rondan los 23 millones de dólares. Con la fiebre porcina en China y el incremento de demanda de proteínas que asume este mercado asiático, desde CONINAGRO se plantea la oportunidad de concretar nuevos envíos para las góndolas del país asiático.
Daniel Kindebaluc, consejero de CONINAGRO y productor de la industria porcina, aseguró: «atento a los problemas que ofrece el gigante asiático, Argentina estaba encaminando el mercado externo hacia Rusia, y ahora se están haciendo unos pequeños embarques a China. Además, pasamos de tener una situación donde éramos abastecidos por carne de cerdo proveniente de Brasil, a tener mercados internacionales para exportar y todo eso nos posiciona un poco mejor».
«Un problema que siempre se tiene – dijo Kindebaluc- es que los insumos están todos dolarizados en el sector porcino, tal como sucede en otras actividades. Si bien la gran parte de la demanda está en el consumo interno, que es un mercado que hoy está muy tranquilo, la otra limitante es que el porcino vale un poco menos que la carne vacuna».
Por su parte, Aníbal Salva, de Alimentos Magros de la Asociación de Cooperativas Argentinas, explicó que: «si bien la coyuntura económica del país no es propicia para nuevas inversiones en la producción primaria, el mercado tiene potencial para consumir mayor cantidad de carne de cerdo, a través de los cortes frescos, pero fundamentalmente por medio de la sustitución de importaciones de materia prima para la chacinería. En este caso, un tipo de cambio alto favorece la disminución de las compras en el exterior, y abre una oportunidad para la producción local».