Luego de las intensas precipitaciones de fines de enero, que le cambiaron la cara a la campaña gruesa, las precipitaciones se ausentaron y en febrero llovió el 23% de la media histórica. Esta seca podría seguir por los próximos diez días, más allá de un episodio aislado. Aunque las reservas son buenas, el potencial de rinde de la soja comienza a sufrir en distintas zonas. Comenzó la cosecha de los primeros lotes de maíz.
Si bien se espera un aumento de inestabilidad hacia el 3 de marzo, los modelos de pronóstico de mediano plazo indican que las lluvias continuarán reticentes durante el inicio del nuevo mes, dijo el doctor en Ciencias Atmosféricas José Luis Aiello, de la Guía Estratégica para el Agro (GEA).
El servicio de estimaciones agrícolas de la Bolsa de Comercio de Rosario, recordó que la media mensual de los últimos 30 años indica que la región suele recibir en febrero entre 100 a 120 mm. Pero el promedio de las 36 estaciones de la región acumularon a la fecha tan solo 25 mm.
Con este panorama, la situación de la soja es “extremadamente variable”. La reserva de agua útil es buena para la soja de primera al 24 de febrero en el Este de Córdoba y la franja Este de Santa Fe. Allí, pese a la tremenda falta de agua de febrero, la soja necesita tan sólo entre 10 a 40 mm. “Las sojas más afectadas están en el extremo sur y la franja Oeste de Santa Fe y en el Norte Buenos Aires”, indica la GEA. Allí, la necesidad de agua del cultivo trepa de los 40 a los 100 mm. La condición del cultivo en la región núcleo muestra que un 40% del área está en condición excelente a muy buena, un 30% regular a malo y en medio, un 30% que por ahora está bueno pero con muchas dudas.
“La situación actual está condicionada por la posición de un centro de alta presión sobre el sur del continente que tendrá como efecto un episodio de escasas o nulas lluvias durante los próximos 10 días”, explicó Aiello. Las reservas hídricas, aún a pesar de la retracción de las lluvias, “no se presentan tan desfavorables gracias al inusual volumen de agua con que cerró el mes de enero”, concluyó.
En principio, la soja de primera puede bajar de 2 a 10 quintales su rinde. En Pergamino, mientras tanto, comenzó la cosecha de los primeros lotes de maíz temprano. Si bien se trata de ensayos, los resultados están entre 80 a 110 qq/ha, un 20% por debajo del año pasado. Para el resto de la región comienza la cuenta regresiva: en 10 días se larga.
En el centro norte de Santa Fe las lluvias continuaron en el último mes y contribuyeron a un firme avance de los cultivos, especialmente de la soja y del maíz tardíos. De acuerdo al Servicio de Estimaciones Agrícolas (SEA) de la Bolsa de Comercio de Santa Fe, los dos cultivos se vieron beneficiados por “la óptima disponibilidad de agua útil en los perfiles de los suelos”.
En materia de precios, la soja arrancó la semana con una escalada que la llevó por encima de los u$s 523 por tonelada, pero se desbarrancó en los dos últimos días. El contrato marzo cerró la semana en u$s 516,34 la tonelada.
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) fundamentó la baja en “la falta de actividad el mercado exportador” y el fortalecimiento del dólar. Algo de sostén aportaron los retrasos en la cosecha brasileña, que podría traer problemas de abastecimiento en el corto plazo.
Por el frente político, la semana arrancó con los ecos de los cambios en el Ministerio de Agricultura. La semana anterior había terminado con la sorpresiva renuncia del secretario de Agricultura, Julián Echazarreta, y su reemplazo por Jorge Solmi. También fue designado Luciano Zarich en el cargo de Director Nacional de Control Comercial Agropecuario, en reemplazo de Marcelo Rossi.
El jueves, por su parte, arrancaron las reuniones sectoriales dentro del acuerdo marco de precios y salarios. El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, recibió a los representantes de empresarios de la alimentación y sindicalistas del rubro. Los industriales pidieron el descongelamiento de precios máximos. El funcionario pidió moderar las subas de precios.
La búsqueda de acuerdos de precios hiere sensibilidades en el sector. La última edición del índice “Ag Barometer Austral”, elaborado por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, refleja que “la incertidumbre” frenó la recuperación de la confianza de los productores.
La encuesta toma las respuestas de 406 productores, cuyo valor bruto de producción es igual o mayor a u$s 200.000. El Ag Barometer Austral del primer mes de 2021 tiene un valor de 79 frente a 78 de noviembre 2020 y de 52 en su medición interanual de enero 2020.
“En la Argentina, los productores agropecuarios tienen que enfrentar un contexto político sumamente adverso”, señalaron los autores del estudio. Los debates sobre posibles medidas de intervención alteraron los ánimos. El 25% de los productores ve con seguridad intervenciones, y 40% lo ve probable. Menos del 15% de los productores no vislumbra intervenciones en el horizonte.
En términos de fijación de precios, más de dos tercios de los encuestados manifestó aún no haber fijado precios en la cosecha gruesa 20/21. “Esto va en línea con la información suministrada por el Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación al 17 de febrero 2021, donde se refleja que tanto en soja como en maíz se habían comercializado menores porcentajes que en la campaña anterior, siendo esta disminución más notoria en el caso de la soja. De esos valores, también es mucho menor el porcentaje de ventas realizadas con precio en el caso de la soja que en el maíz”, indicó el informe.
En ese sentido, los especialistas de la Universidad Austral ven posible que “las ventas y la fijación de precios tiendan a acelerarse en las próximas semanas, teniendo en cuenta la amenaza de retenciones y que el gobierno ha manifestado que va a moderar las modificaciones del tipo de cambio como una herramienta más de política antiinflacionaria, con el objetivo de llegar a las elecciones de octubre sin un gran deterioro en los salarios reales”. (fuente AgroClave, diario La Capital)