La Bolsa de Cereales de Buenos Aires publicó su informe de Pre-campaña para la soja de Argentina 2023-24, con datos que comenzó e relevar a partir de la primera semana de agosto, con los cuales resumió que “se evidencia una tendencia positiva (en cuanto a intención de siembra) producto de diversos factores”.
Los factores son: “una mayor disponibilidad de superficie que no pudo ser utilizada para cultivos competidores, como trigo y girasol, así como una mejor competitividad respecto a otros cultivos de verano debido a una relación insumo/producto más favorable”.
Además, la BCBA marcó que “a pesar de un pronóstico irregular en cuanto a la distribución espacial de las precipitaciones, se anticipa una paulatina recuperación de la humedad durante la ventana de siembra en las regiones primicia, sumado a una normalización del régimen de lluvias estivales en línea con el promedio histórico o incluso levemente superior”.
“No obstante, el área quedaría supeditada a la disponibilidad de semillas, la cual se ha visto considerablemente afectada por la sequía del ciclo previo”.
Con la suma de estos datos, la Bolsa de Buenos Aires puso su proyección en 17.100.000 hectáreas, lo que representa una expansión del área interanual del 5,6 %.
Esta cifra refleja un aumento del 2,3 % en relación con el promedio de los últimos cinco años, e iguala la superficie de la campaña 2019/20, interrumpiendo la sucesión de ciclos de retracción de área del cultivo.
Teniendo en cuenta lo mencionado, la proyección de producción para la campaña 2023/24 ascendería a 50.000.000 de toneladas, registrando un incremento interanual del 138,1 %, equivalente a 29.000.000 de toneladas, siendo la segunda más alta de los últimos cinco años.
Precios, costos y contexto político
La BCBA analizó que las cotizaciones de otros cultivos han bajado en una mayor proporción, volviéndose la soja más atractiva y competitiva frente al resto de las alternativas. Al contemplar la relación entre los precios a cosecha de soja y maíz, se observa que en promedio esta se encuentra en niveles máximos con relación a los registrados en campañas anteriores. Por lo tanto, respecto al promedio de las últimas 5 campañas muestra una situación favorable para la soja en términos de precio.
Con respecto a los precios de los principales insumos, se observan movimientos heterogéneos respecto a los valores registrados el año pasado. En cuanto a los fertilizantes, tanto la urea como el fosfato diamónico, presentaron bajas del 30% con relación al periodo de pre-siembra del año pasado. En la misma línea, el glifosato y el gasoil cayeron de manera más significativa, alcanzando un 54% y 28% menos.
Frente a este escenario donde el precio de la soja no cayó en la misma proporción que el precio de sus insumos, se observa una mejora de la relación insumo-producto respecto a la campaña previa y al promedio de las ultimas 3 campañas. Con relación al ciclo anterior, la relación mejora en un 21% en combustible, un 47% en herbicidas y un 22% para los fertilizantes, respectivamente.
En consecuencia, considerando los desafíos locales tras una campaña previa que resultó en la pérdida del 40% de la producción agrícola, que ha provocado una disminución del 58% en el aporte económico del sector dejando un notable deterioro financiero y económico, la falta de claridad sobre el rumbo futuro de las políticas en medio de un año electoral, la evolución de las condiciones climáticas, una situación de mercado favorable a la oleaginosa hasta el momento y la incertidumbre en torno a la disponibilidad efectiva de fertilizantes, favorecería el aumento de la superficie destinada a la soja. (fuente Noticias AgroPecuarias)