La superficie asignada al cultivo de trigo para la campaña 202425, alcanzarían a unos 5,9 M ha, de acuerdo a a los relevamientos realizados por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Esa superficie se ubica en casi la misma cobertura lograda en el ciclo inmediatamente anterior, pero la confirmación de esas áreas a implantar están supeditada a la evolución de las variables y, principalmente a las económicas desde estos días hasta el momento de comenzar con las labores de implantación, consignó el informe Nº 47 de la BCBA.
Al analizar esta cifra en un contexto más amplio, observamos que esta proyección de superficie representa una disminución del 6,9% en comparación con el promedio de las últimas cinco campañas.
Pese al elevado nivel de incertidumbre que arrojan los resultados preliminares sobre la siembra de trigo, la situación actual se ubica, a diferencia de las últimas 3 campañas, frente a un escenario agroclimático favorable para la siembra.
Con la activación tardía del fenómeno de “El Niño”, que desencadenó lluvias abundantes durante
marzo y abril sobre toda el área agrícola, que dificultaron las labores de recolección de la cosecha gruesa, se vio una recuperación, al menos parcial de las reservas de humedad en el perfil .
Esta recuperación apuntala la intención de siembra del cereal fundamentalmente sobre el margen oeste del área agrícola, donde la sucesión de temporadas invernales secas impactó negativamente causando, una fuerte retracción del área sembrada desde la campaña 2021/22, además de una considerable caída en la performance del cultivo, con mermas en la producción de hasta un 35% en la campaña 2022/23.
Sumado a ello, ciertas cuestiones de manejo (rotación de cultivos, preservación del suelo, control de adversidades biológicas y economía del agua) y la necesidad de refinanciamiento a partir de la siembra de un cultivo que pueda cumplir un doble propósito (cosecha de grano comercial o consumo como recurso forrajero) son otros de los factores que, en segunda instancia, también actúan a favor de la intención de siembra de trigo.
Sin embargo, hay otros factores que tienden a frenar esa intención de siembra, pese a las considerables mejoras en las reservas del perfil, la previsión de un año atravesado por el fenómeno “La Niña”, lleva a muchos productores a optar por realizar barbechos largos, con el objetivo de reservar la humedad almacenada recientemente para los cultivos de gruesa del próximo ciclo.
Por otro lado, el marco económico establece algunos obstáculos a la hora de definir el planteo productivo del cereal. Los costos elevados de los insumos dados los precios del cereal comprimen los márgenes proyectados afectando la competitividad del cultivo.
El próximo 9 de mayo se realizará el Lanzamiento de Campaña Fina de la Bolsa de Cereales en el
marco del Congreso A Todo Trigo, organizado por la Federación de Acopiadores de Granos, en el cual se completará el presente análisis con las estimaciones de producción, exportaciones y producto bruto para ambos cereales de invierno (trigo y cebada).
Análisis regional de la intención de siembra 2024/25
En las regiones del norte del área agrícola, el cultivo de trigo cumple un rol de “doble propósito”, es
decir que se siembra como cobertura principalmente, pero si el ciclo del cultivo resulta favorable y el
rendimiento lo amerita, el cereal es cosechado. Si bien el aporte de estas regiones no es significativo en el volumen producido a escala nacional, al ser las primeras donde se siembra, la relevancia radica en el carácter de ser zonas “primicia” del cereal. La actual mejora en las reservas del perfil podría alentar la recuperación de superficie.
El centro-oeste del área agrícola, fue de las regiones más afectadas por déficit hídrico durante las
últimas 4 campañas. Debido a ello, desde el ciclo 2020/21 se ha observado una sostenida caída en el área sembrada año a año. Bajo el escenario actual, con un suelo reabastecido (Figuras 1 y 2), el potencial de recuperación de área es elevado, considerando al trigo como cobertura para evitar la pérdida de suelo. Bajo el actual escenario, la superficie de trigo en esta región también crecería.
En los Núcleos Norte y Sur, zonas relevantes para la producción del cereal, hay dos motivos
principales que podrían generar una reducción del área para el ciclo que viene. Por un lado, la producción de trigo se lleva a cabo con un nivel de tecnología dado, con lo cual los costos de los insumos tienen un impacto importante en el cálculo del margen bruto. Y por otro, la previsión de año niña impactaría negativamente en la intención de siembra del cereal de invierno, llevando a los productores a optar por la práctica de barbecho largo con el fin de reservar la humedad para la gruesa.
El Centro-Este de Entre Ríos suele ser una región donde la intención de siembra responde a las
condiciones de humedad del suelo al momento de iniciar las labores. Dadas las características de los suelos de esta zona, la capacidad de almacenamiento de agua útil disponible para los cultivos es muy limitada, observando alternancia en las situaciones de estrés por exceso o déficit mucho más frecuentes e inmediatas que en otras zonas. Los productores de esta zona asumen que, bajo el escenario actual, el área de trigo se mantendría.
En el sur del área agrícola nacional, zona triguera por excelencia, el pronóstico es más acertado hablar de cultivos de fina, siendo trigo y cebada los principales competidores por el área.
Pese a que la ventana de siembra en estas latitudes se extiende hasta mediados de agosto, la caída en las reservas de humedad que se produjo durante el período estival y la falta de reposición de la misma generaba incertidumbre, dado que la disponibilidad de materiales de ciclos intermedios/cortos no es suficiente para cubrir la cantidad de hectáreas que suelen implantarse en la zona.
Sin embargo, luego de las lluvias de la última semana, la intención de siembra de fina queda más afianzada, y sobre todo se observa una clara intención de recuperar al menos parte de las hectáreas resignadas por sequía durante las campañas previas en el Norte de La Pampa – Oeste de Buenos Aires.
En cuanto a los costos, por tratarse de son zonas donde el cultivo se realiza cubriendo al menos los requerimientos nutricionales básicos, puede que se afinen los números reduciendo el paquete tecnológico.
La variable de ajuste de área en estas zonas será entonces la relación trigo/cebada, favoreciendo a la última la cosecha anticipada que la vuelve un cultivo atractivo. (fuente Noticias AgroPecuarias)