En lo que va del mes de febrero, la recuperación de las lluvias ha sido muy generalizada en gran parte de la región pampeana, no en todas las zonas al mismo tiempo, ni tampoco con la misma eficiencia, pero lo que está claro es que la circulación de masas de aire húmedo volvieron a tener la incidencia esperada en la zona agrícola principal, tal como se observó a principios de la campaña, entre mediados de octubre y mediados de diciembre.

Luego sobrevino un período muy difícil desde el punto de vista agrometeorológico, el cual en muchos casos coincidió con períodos críticos que encontraron reservas de humedad en retroceso. Posiblemente el maíz haya sido el que se llevó la peor parte y donde se concentren las mayores pérdidas en los rendimientos.
Conforme avanzo febrero, aparecieron las lluvias sobre gran parte de la zona núcleo y luego los sistemas precipitantes principales, oscilaron hacia el litoral y hacia el centro oeste y sudeste de BA. Por su posición relativa, la franja central fue la que mayor recurrencia pluvial tuvo, y en gran parte del área estamos cerrando febrero con totales mensuales por encima de los doscientos milímetros, sin dejar de lado corredores con lluvias excesiva en el centro oeste y centro de BA, donde se han sobrepasado los trescientos milímetros. Esta última zona que venía en sequia plena a finales de enero, ahora queda expuesta a potenciales excesos, algo que por el momento es manejable, aunque este riesgo está latente.
Si a partir de las condiciones hídricas que sobrevienen luego de las últimas lluvias, estimamos la necesidad de precipitaciones como para que los suelos se mantengan en niveles adecuados de reserva, vemos que gran parte de la zona núcleo no presenta demandas pluviales o las mismas son insignificantes. Si cruzamos esta información con lo que muestran los pronósticos de estas últimas jornadas de febrero y el arranque de marzo, queda justificado el aumento del riesgo de excesos hídricos que se plantea en el corto plazo.
Es muy poco probable que el área sombreada de amarillo no reciba precipitaciones en las próximas dos semanas, en consecuencia, seguramente comenzaran a generalizarse los encharcamientos y la problemática de caminos rurales y acceso a lotes. Esta volatilidad meteorológica, complejiza en forma sustancial el manejo agronómico, el cual aun con el mejor nivel de tecnología, no puede evitar las pérdidas de rendimiento ante cambios tan drásticos en el comportamiento pluvial.
Por otra parte, vemos en el mismo mapa, como el sur de la región pampeana, aun con mejoras, tiene alta capacidad receptiva. Es decir, las lluvias que van del centro para el sudeste bonaerense serán bienvenidas. Lo mismo sucede en gran parte de LP y la franja norte de la región pampeana. Las lluvias también son muy necesarias en el centro norte de la Mesopotamia y el NEA.
Como se perfilan los pronósticos para los próximos diez días, la vulnerabilidad a excesos, se concentra en la zona núcleo, al tiempo que otras áreas productivas del país recibirán precipitaciones que no producirán este tipo de problemas y en muchos casos no bastarán para recomponer en forma plena los perfiles de humedad. El último tramo de la campaña, presenta realidades muy disimiles en los sectores agropecuarios del país, alternando zonas en sequía, con otras donde ya se encienden las alarmas por excesos hídricos. (fuente Agrositio)