El cambio rotundo de ánimo que ha ocurrido en el sector agropecuario tras la llegada de las lluvias se ve también en la nueva proyección de siembra de trigo que dio a conocer la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
La Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la entidad santafesina, hasta el mes pasado, sostenía una hipótesis de siembra de 4,9 millones de hectáreas, un millón o 17% menos que las 5,9 millones del ciclo 2022/23, como consecuencia de un escenario para los suelos casi tan seco como el de 2009.
Sin embargo, las fuertes precipitaciones ocurridas a fines de mayo dieron un giro de 180° a esta tendencia: ahora la estimación es de 5,6 millones de hectáreas, 300.000 o solo 5% menos que las implantadas un año atrás.
En otras palabras: las lluvias permitieron recuperar 700.000 hectáreas del cereal.
“Por la falta de agua, la siembra de trigo argentina 2023/24 pudo haber estado entre las más bajas de la década. Sobre el límite y contra las estadísticas, las lluvias del final de mayo salvaron la siembra de trigo”, resumió al respecto la GEA.
Zonas y proyecciones
En este marco, “trazando un escenario productivo con 200.000 hectáreas que no lleguen a cosecha y un rinde de 30 quintales por hectárea (promedio redondeado de las últimas 5 campañas argentinas), Argentina podría producir 16,2 millones de toneladas”, indicó la Bolsa rosarina.
Significaría un crecimiento del 40% respecto a las 11,5 millones de toneladas del último ciclo.
De todas manera, el optimismo no es común a todas las regiones trigueras: toda la franja oeste de la región pampeana –oeste de Buenos Aires, La Pampa y Córdoba– está comprometida para cumplir con los planes trigueros.
Lo compensan Entre Ríos, centro y este de Santa Fe, y el núcleo triguero del sudeste bonaerense, que recuperaron condiciones para incrementar el área.
En concreto, Córdoba asoma como la provincia más afectada, porque se dejarían de sembrar unas 180.000 hectáreas, pasando de 880.000 a 700.000; es decir, una caída interanual del 20,5%.
Luego, sigue Buenos Aires, donde se estima una baja de 140.000 hectáreas o 5,5%, pasando de cultivar 2,54 a 2,40 millones. No obstante, hay en juego un número de hectáreas que podrían pasar de cebada a trigo, sobre todo en el bastión triguero, el sudoeste bonaerense, que larga con muy buenas condiciones hídricas para la campaña fina.
Del mismo modo, Entre Ríos larga con posibilidades de tener una revancha tras los pésimos resultados de la gruesa. Siguiendo los números del SIBER de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos, se sembraría este año un 11% más de trigo.
Del otro lado, La Pampa es otra de las provincias que sufre un fuerte recorte este año: la siembra triguera caería casi un 27% respecto al ciclo pasado.
Por último, Santa Fe muestra un fuerte repunte tras las lluvias, sobre todo en el este y centro de la provincia. “Hace un mes se esperaba una caída contundente, pero hoy la siembra sería apenas mayor que la del año pasado”, precisó la GEA. (fuente Infocampo)