Las malezas resistentes alimentan el debate sobre la mejor estrategia para lograr un control efectivo

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El control mecánico de malezas hoy está en la escena del agro argentino mientras se agranda la oferta de sistemas de aplicaciones selectivas.

Las pulverizadoras, por lo tanto, tienen enfrente una opción que deja a un lado el uso de herbicidas.

Sin embargo, en la visión de algunos especialistas, las máquinas para pulverizar todavía tienen larga vida.

Uno de ellos es Martín Marzetti, Gerente del Programa REM (Red de Manejo de Plagas) de AAPRESID.

Futuro

Desde la óptica de Marzetti, los herbicidas actualmente no pueden ser masivamente reemplazados en la lucha contra las malezas.

“Hoy no hay ninguna otra herramienta ni parecida en cuanto a eficacia de control, así que creo que le queda mucha vida a esa tecnología”, considera.

“A los productores que recurren al control mecánico les diría que hagan un análisis un poco más macro de la situación”, agrega.

“Si bien creo que en algunas instancias este tipo de control puede justificarse por alguna situación o tipo de maleza perenne particular, debe ser una herramienta ocasional, y bien planificada sobre todas las cosas”, enfatiza Marzetti.

“A veces, querer sacarse el problema de encima rápido y fácil lleva a recurrir al control mecánico. Pero esto, por un lado, no resuelve el problema de malezas, y por el otro, se está haciendo un perjuicio importante al suelo”, subraya.

Manejos

Por otra parte, la cuestión del uso de herbicidas para afrontar el creciente problema de las malezas, también repercute en el medio ambiente.

“El impacto ambiental se incrementó porque a raíz de la aparición de resistencias se volvieron a usar herbicidas de mayor impacto, como por ejemplo Paraquat”, explica Marzetti.

“Afortunadamente hoy contamos con tecnologías más nuevas y un enfoque del manejo en general más integrado, lo que nos da la capacidad para ir atenuando los efectos negativos”, añade.

“La primera falla que hoy nos lleva al fracaso en el control de malezas es la baja intensidad de las rotaciones. O sea, hay pocos cultivos y entonces nos quedan barbechos muy largos que son difíciles de manejar y muy costosos”, alerta Marzetti.

“Segundo, los monitoreos de baja calidad, con lo cual no detectamos rápidamente nuevos problemas, y llegamos tarde”, enumera el especialista.

“En tercer lugar, aplicaciones tardías. Aplicamos con malezas pasadas de tamaño, y a veces en condiciones ambientales inadecuadas”, agrega.

“Esto deriva en tratamientos fallidos, y en la necesidad de subir la cantidad de herbicidas para controlar una maleza que hubiera sido más sencilla de manejar en las condiciones adecuadas”, señala Marzetti. (fuente MAQUINAC)