Las palomas no le dieron paz al girasol entrerriano

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El cierre de la campaña de girasol 2023/24 trajo algunas sorpresas a los técnicos de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos. Con un área cultivada de 5.500 hectáreas, el rendimiento promedio se ubicó en 1.405 kg/ha, lo cual marcó una caída interanual del 27% (515 kg/ha) y una baja del 38% en relación al promedio del último lustro (537 kg/ha).

Pero lo más llamativo es que, a las pérdidas por enfermedades fúngicas -consecuencia de los excesos hídricos-, se sumó el problema de las palomas.

Según informaron distintos productores a la Bolsa de Cereales, la demora en la cosecha de la oleaginosa por las lluvias de febrero, incrementó el daño efectuado por las palomas con pérdidas en torno al 30%.

“Nosotros tenemos una larga trayectoria en la siembra de girasol, desde mediados de la década del ’80, y el problema de las palomas se ha ido complicando cada vez más”, describió el productor entrerriano Darío Brondi, del departamento Paraná.

El agricultor comentó que en las primeras campañas se sembraban girasoles “estriados o rallados, y el problema no era tan grave”, porque además “se buscaba hacer una cosecha rápida, después aparecieron los defoliantes que ayudaron a tener un secado parejo y acelerar las cosechas”.

El inconveniente con las famosas “torcacitas” (Columbina Picui), se fue agravando con el correr del tiempo debido a la proliferación de estas aves, y la aparición de los girasoles alto oleicos, con mucho contenido de materia grasa, “estos girasoles para las palomas son un bombón y tratan de comerlo de todas maneras”, comentó el ingeniero agrónomo.

Mediante el mejoramiento genético se buscó generar híbridos que vuelquen el capítulo, que queden con la flor mirando hacia abajo para dificultar el ataque de las palomas, “pero igual es tanta la cantidad, que de alguna manera se las ingenian para comer”, se lamentó Brondi.

En esta campaña en particular, las lluvias de febrero, cuando el girasol estaba a punto para cosechar, demoraron de 10 a 15 días el ingreso a los lotes, y eso hizo que las palomas consumieran “una cantidad importante de granos. En campos vecinos hubo lotes que directamente no los trillaron porque las palomas se llevaron todo el girasol”.

El productor remarcó que “este tema es una gran preocupación, porque el cultivo de girasol es estratégico en nuestra zona, ya que permite rotar los suelos para no ir tanto a la soja, y nos brinda la posibilidad de contar con un ingreso de dinero en forma anticipada. No sé si es tan rentable como la soja, pero estratégicamente para nosotros es muy importante”.

Datos oficiales

La Bolsa de Cereales de Entre Ríos informó que el área destinada a la siembra de girasol en el ciclo 2023/24 experimentó una caída interanual del 66 % (10.650 ha), ubicándose en 5.500 ha. 

Al inicio de la campaña, las expectativas de siembra de la oleaginosa eran superiores al valor que finalmente se concretó. La caída estaría relacionada con el déficit hídrico al momento de la siembra (agosto–septiembre); la menor cotización de la oleaginosa en relación al ciclo anterior; y el anuncio de “El Niño”, donde las perspectivas de rendimiento del maíz normalmente superan al girasol.

La bolsa provincial señaló que la producción de girasol en esta campaña se posicionaría en 7.725 toneladas y representaría una caída interanual del 75% (23.280 toneladas).

(Por Pablo Salinas/EXPOAGRO)