Dentro del patrón pluvial que anticipaban los pronósticos, el agua acumulada en vastas zonas de La Pampa, oeste de Buenos Aires, este y sur de Córdoba, fue la más esperada. En efecto todo este sector, con registros variados, obtuvo al menos cien milímetros, en áreas reducidas, bastante más.
Es posible decir que con cien milímetros los perfiles encaminaban sus reservas a niveles adecuados, con lo cual, eventualmente hay zonas donde los excesos se han desplegado en forma temporaria. Como contracara, este nivel de lluvias también afecto a gran parte de la zona núcleo y el este bonaerense, donde las demandas no eran tan importantes, profundizando la problemática vinculada con el acceso a lotes o tránsito en caminos rurales. Esto último es más evidente en áreas de Entre Ríos, sudeste de Santa Fe y noreste de Buenos Aires. Favorablemente las últimas jornadas han promovido un progresivo proceso de mejora en los lotes saturados.
Si consideramos el estado actual de reservas y planteamos la demanda de lluvia partiendo de estas condiciones, no sorprende que el resto del mes requiera muy escasas precipitaciones para mantener los perfiles en niveles adecuados de humedad. Para esto convergen factores elementales, como el retiro de los requerimientos hídricos por parte de las coberturas que van cerrando el ciclo, la fuerte disminución de las exigencias atmosféricas y la recirculación del aire húmedo.
Como podemos ver en el mapa, gran parte de la zona productiva principal no necesita lluvias en lo que resta del mes. La demanda si crece sobre el sur de LP y sectores del sudoeste bonaerense, donde las lluvias han sido realmente buenas para lo que puede recibir la zona en esta época, pero no a la altura de lo necesario como para complementar el atraso que dejo el verano en el sector.
Dentro de este contexto de escasa demanda, los pronósticos muestran un aumento de la inestabilidad hacia al jueves debido al avance de un nuevo frente. Por lo pronto, las lluvias previstas para estos días no se perfilan con valores modestos. Luego ingresa aire más frío que favorecerá el despliegue de un ambiente otoñal.
La frecuencia que están mostrando las ondas frontales se ubica en torno a los seis a siete días. Es muy importante que entre pasajes frontales ingrese aire más frío y seco. Esto va quitando combustible a la siguiente perturbación. Por estos días, vemos que la circulación del noreste ha cedido, lo cual limita la entrada de humedad desde latitudes tropicales Esta dinámica se proyecta en un menor nivel de precipitaciones para los próximos eventos, según la zona. A medida que avanzamos hacia el mes de mayo, los máximos pluviales deberían correrse hacia el centro norte de la Mesopotamia.
Dadas las condiciones hídricas actuales y la imperiosa necesidad de avance en los trabajos de cosecha, lo ideal sería que los dos frentes que restan transitar hasta mediados de mayo, resulten poco productivos en términos pluviales. Entendemos que sobre el oeste aun la capacidad de los suelos no está colmada a pleno es decir se pueden incorporar nuevas lluvias, lo cual fortalecería el crecimiento de las napas. El punto es que aun con lluvias modestas, el este de la zona núcleo la tiene más complicada.
Ya vamos a un periodo en que naturalmente las lluvias se van desplazando hacia el este, con lo cual el último evento pluvial ha permitido mejorar las posibilidades para la fina en el oeste, aun cuando esto haya redundado en excesos sobre el este. Entendemos que en el mediano plazo no volverán a concretarse lluvias con el volumen de las recientes, lo cual nos lleva a un mes de mayo con lluvias más cercanas a los valores normales. Esto no quiere decir que el ambiente escape por completo a los altos valores de humedad en las capas bajas de la atmosfera, los cuales son típicos de la época y tienden a promover muchas madrugadas y amaneceres con neblinas y bancos de niebla. (fuente Agrositio)