Lejos de la zona núcleo, la incertidumbre por el trigo es mayor

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Por falta de rentabilidad, las decisiones en materia de producción de cultivos de invierno se han ido dificultando en los últimos años. Delicada situación en el centro norte de Santa Fe.

El Centro de Estudios y Servicios de la Bolsa de Comercio de Santa Fe, elaboró un trabajo sobre la “situación crítica para el trigo en el centro-norte de la provincia”, en el que se remarca que por falta de rentabilidad, las decisiones en materia de producción de cultivos de invierno se han ido dificultando en los últimos años.

Para la presente campaña se espera a nivel nacional una importante disminución en la superficie destinada a la siembra de trigo. La caída en el precio internacional, en conjunción con un tipo de cambio atrasado, elevada inflación local y los derechos de exportación que debe pagar el productor, han generado un panorama desalentador a la hora de decidir si sembrar a la espera de mejoras en el futuro cercano.

Si a esto se suma el hecho de que, debido a la existencia de restricciones cuantitativas a las exportaciones, los productores reciben efectivamente un precio sensiblemente inferior al que deberían obtener, se comprenden más las dificultades que atraviesa el sector y la importante caída esperada en la superficie implantada con trigo, asevera el informe. En otra parte agrega que “la situación hace que sea prioritario que se liberen las exportaciones, con lo cual el precio que recibe el productor se incrementaría tendiendo a igualarse con el FAS teórico”.

INCERTIDUMBRE ES MAYOR LEJOS DE LA ZONA NÚCLEO
En el centro norte de la provincia de Santa Fe, la incertidumbre de los productores es aún mayor que en la zona núcleo. Por la menor aptitud de los suelos para este cultivo, el mayor peso en los costos que tienen los gastos de flete y en definitiva, las pérdidas que en promedio se verificaron en la campaña anterior, expresa el trabajo. De esta forma, se estima una caída en la siembra para dicha región en el orden del 25%.

El trabajo recuerda que “en el segundo semestre del 2014 se produjo una caída en la cotización del trigo del 55,0%, pasando de U$S 254,87 por tonelada a U$S 114,57 por tonelada. En tanto, en lo que va del 2015 se evidenció una caída acumulada del 8,4%”. Por otro lado, la relación insumo-producto se ha deteriorado en más de un 87,0% en todos los conceptos, dando como resultado un fuerte incremento en la cantidad de trigo necesaria para adquirir los diferentes insumos del proceso productivo.

La cantidad de trigo requerida para comprar 100 litros de gasoil pasó de 6,1 quintales en junio de 2014 a 11,5 quintales en junio de 2015, lo que refleja un incremento de costos en términos de producto del 90,6 % en un año. En el caso del herbicida 2,4 D la relación es similar, pasando de 40,0 a 79,0 quintales en el último año, evidenciando un incremento de 97,5 %.

En el mismo período, el costo en quintales de trigo para hacer frente a la compra de fertilizantes también se ha incrementado fuertemente, en el caso del fosfato diamónico un 93,1% (de 29,0 a 56,0 quintales de trigo por tonelada) y de la urea un 87,0 % (de 23,0 a 43,0 quintales por tonelada).

En lo que refiere a maquinarias, para comprar un tractor de 100 HP se necesitaba destinar en promedio 2.175,0 quintales de trigo en junio de 2014, y actualmente se requiere vender 4.281,0 quintales, evidenciando una suba de 96,8 %. En tanto, para adquirir una pick up en junio del año anterior se debían destinar 1.356,0 quintales, pasando a necesitarse el presente mes la suma de 2.862,0 quintales, un 111,1 % más de trigo.

CULTIVO FINO POR EXCELENCIA
Algunos productores sembrarán de todas maneras trigo por la importancia que tiene para el suelo y para el control de malezas. Es importante destacar que la rotación de cultivos es un esencial para conservar los suelos y generar una agricultura sustentable.

El trigo es el cultivo fino por excelencia en nuestro país, y una menor siembra de este cereal traería consigo una serie de problemas en la capacidad de los suelos como ser una mayor erosión, compactación, degradación química y menos carbono, a la vez que incrementaría la posibilidad de existencia de malezas y enfermedades que afectarían al cultivo grueso.

Todas estas cuestiones no sólo afectan la sustentabilidad de la tierra a largo plazo, sino que a corto plazo también conllevan una mayor serie de costos en fertilización, desmalezamiento y tratamiento de plagas y enfermedades en los cultivos de verano.