En medio de una prolongada sequía y al cabo de una durísima ola de calor, el fin de semana pasado las condiciones del tiempo comenzaron a modificarse a gran escala, con tormentas que alcanzaron a Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y noreste de Buenos Aires. ¿Fue suficiente para revertir el déficit hídrico y mejorar el estado de los cultivos de verano?. No, al menos en forma generalizada, aunque hubo alivio en algunas regiones.
De acuerdo al relevamiento de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, las lluvias acumuladas no lograron todavía revertir completamente el déficit hídrico. La soja presenta una condición regular/sequía en el 52,2% de la superficie sembrada y el maíz, en el 53%. Pero en este caso, el área en condición regular/mala, se elevó al 59%. Poco menos de 1,5 millón de hectáreas se encuentran definiendo rinde. Buena parte de esta área registró pérdidas irreversibles durante la primera quincena de enero.
Pero en el centro norte de Santa Fe, las lluvias caídas, de entre 28 y 90 milímetros, lograron revertir las difíciles situaciones que había provocado la sequía, “generando nuevas y buenas expectativas por las futuras reacciones y respuestas de los cultivares al nuevo panorama”. Así lo volcaron distintos voceros del sector en el informe semanal sobre estados de cultivos que confeccionan el Ministerio de la Producción de la provincia y la Bolsa de Comercio de Santa Fe.
“La baja y regular intensidad de las lluvias posibilitó la infiltración de cada milímetro caído, permitiendo así la lenta y eficiente carga de agua en los perfiles de los suelos”, indica el trabajo.
Las precipitaciones repercutieron positivamente en el girasol, maíz y soja. En el primer caso, la cosecha avanzó con ritmo intenso en los departamentos General Obligado, Vera, 9 de Julio, norte de San Javier y San Justo, con rendimientos promedio que se mantuvieron entre mínimos de 12 a 14 quintales por hectárea y máximos de 30 a 32 quintales. Valores que fueron vistos por el sector productivo como “interesantes, buenos a muy buenos”. La inquietud viene, ahí, por el lado de la presencia de palomas o cotorras.
El maíz temprano o de primera sigue siendo picado y embolsado para autoconsumo en grandes porciones, debido a las pérdidas que sufrió. Igual, en la semana también comenzó la trilla con destino comercial. La sanidad de los sembradíos se encontró muy bien.
Las parcelas de soja de primera presentaron variaciones negativas en sus estados por el clima de los primeros 16 días del año, pero “ante el cambio ambiental, se estaría ante una posible reacción de los cultivares, dependiendo de la etapa fenológica en que cada uno de ellos se encontraba cursando”.
Más hacia el sur, la Guía Estratégica para el Agro (GEA) reportó que, a pesar de la lluvia, se espera de 10% a 50% menos de rinde en soja de primera en la región núcleo. Y las lluvias “llegaron muy tarde para el maíz temprano”, dijeron. Pese al ingreso del frente frío posibilitó el desarrollo de lluvias y tormentas a partir del 15 de enero, y un importante descenso de las temperaturas, el 35% de la región pampeana sigue por debajo de los 20 mm acumulados en el mes. Así las cosas, el 42% de la región núcleo aún sigue en sequía. La parte buena es que se esperan lluvias más generosas. Incluso, algunos eventos de fuerte intensidad.
En base a todos estos datos, el gobernador Omar Perotti firmó el martes el decreto que declara la situación de emergencia y/o desastre agropecuaria en toda la provincia de Santa Fe, a excepción del departamento General López. Rige desde el 1º de enero hasta el 30 de junio de 2022. Para acceder a sus beneficios, los productores deberán iniciar los trámites a través del Sistema Santafesino de Gestión de Situaciones de Emergencia Agropecuaria (Sisagea). Hasta el 15 de marzo pueden presentar a través de la página web del gobierno provincial, www.santafe.gob.ar los formularios de declaraciones juradas que disponga el Ministerio de Producción, Ciencia y Tecnología.
Un día antes, la Comisión Provincial de Emergencia Agropecuaria había recomendado al Ejecutivo que avanzara con esa declaración. El ministro de Producción, Daniel Costamagna, se reunió con representantes de las entidades del agro y de organismos tecnológicos para analizar la situación de la producción afectada por la sequía. “Fue una excelente reunión, se estableció un mecanismo ágil de adhesión a la emergencia y también se trabajó en el mediano y largo plazo, ya que hubo consenso para impulsar un proyecto de ley de seguro agrícola”, señaló.
La declaración de emergencia es el primer paso para recibir los diferimientos impositivos dispuestos en la ley provincial y los fondos de ayuda por parte de la Nación. El fin de semana pasado, durante una recorrida por Santa Fe y Entre Ríos, el ministro de Agricultura de la Nación, Julián Domínguez, anunció que se ampliará el Fondo de Emergencia Nacional, de $ 500 millones a $ 12 mil millones.
Costamagna explicó que en la reunión de la comisión de emergencia se acordó que los recursos que lleguen de la Nación (“intentaremos que sea la mayor posible para Santa Fe”, dijo) sean distribuidos en la provincia a través de las agencias de desarrollo. Se volcarían a través de préstamos a un año a tasa cero que conformen un fondo rotatorio, de modo de generar un flujo permanente de recursos para asistir a los productores en situaciones de emergencia.
Uno de los aspectos que destacó fue el consenso alcanzado para avanzar en un proyecto de reforma a la ley de emergencia agropecuaria, que contemple un seguro agrícola, que minimice el impacto económico de los efectos climáticos en el agro. El tema arrastra una larga discusión en el sector y, a pesar de que hubo varios intentos de avanzar, hasta ahora no hubo avances definitivos. Asegurar la masividad de la contratación del seguro y un subsidio estatal para la prima (podría ser utilizando parte del inmobiliario rural) serían parte de los esfuerzos a realizar para que el sistema pueda funcionar. “No puede ser que teniendo a las principales aseguradoras del país con sede en Santa Fe, no podamos construir este sistema de prevención y protección”, dijo.
Pero esa discusión también volvió a meterse en la agenda nacional. La mesa de riesgo agropecuario que funciona dentro del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) trabajó durante 2021 en el diseño de un instrumento legal de seguros agrarios con beneficios fiscales y diseñados para atender la nueva realidad productiva frente al cambio climático. Y elaboró un borrador de criterios para la presentación de un proyecto de ley. La propuesta, presentada al Ministerio de Agricultura, incorpora un doble sistema de incentivos: un certificado de crédito fiscal por el 50% del costo del seguro computable como pago a cuenta del impuesto a las ganancias y un Fondo de Seguro Agrario de Sustentabilidad Productiva frente al Cambio Climático, financiado por un cupo presupuestario asignado al Ministerio de Agricultura.
Las expectativas de lluvias habían provocado una caída en el precio de los granos en Chicago, pero la inquietud se volvió a adueñar, a mediados de semana, de los operadores de esa plaza. Mientras las acciones caían por los cambios en la política monetaria de la FED, los commodities se entonaban.
La soja subió el miércoles más de u$ 11 por tonelada en el mercado de Chicago, por los rumores de compras chinas en EEUU, la escalada del precio del petróleo y las dudas sobre la normalización de las lluvias en Brasil, Paraguay y Argentina. El trigo también avanzó u$s 10, aunque en este caso por la tensión militar entre Rusia y Ucrania, dos de los mayores proveedores mundiales del cereal.
La incertidumbre climática pegó en Chicago. A contramano de las acciones, la soja subió u$s 23 entre miércoles y jueves. por rumores de compras chinas, la escalada del petróleo y las dudas sobre la normalización de las lluvias en Sudamérica. El trigo también subió, por la tensión entre Rusia y Ucrania. (fuente AgroClave, diario La Capital)