Esta campaña, sin dudas, el escenario agrícola fue desafiante, principalmente por la falta de agua. Se perdieron ya más de 50 millones de toneladas de granos entre soja, maíz y trigo. Y todavía pude seguir profundizando esa caída.
Pero en este contexto adverso, los planteos con mayor tecnología fueron los que soportaron mejor la sequía. En la campaña fina, los rendimientos fueron muy variados dependiendo las localidades, ya que las lluvias fueron erráticas, pero en términos generales estuvieron por debajo de los promedios”. Observamos una ventaja en los cultivos con un paquete nutricional balanceado, que permitieron lograr plantas más preparadas para superar los estreses que se presentaron este año”, dijo Nadia Bosetti, técnica de Amauta para la zona centro norte de Buenos Aires. En lo que respecta a la gruesa, destacó que el planteo general del productor fue más defensivo, ya que el período de seca se prolongó más de lo esperado. Y yendo a lo que se viene, indicó que la planificación de la fina viene demorada, a la espera de una recarga de los perfiles. “El pronóstico de año Niño genera una expectativa positiva en los productores, que poco a poco van definiendo estrategias para estos cultivos”, sostuvo. Teniendo en cuenta este contexto, recomendó realizar análisis de suelo para evaluar los niveles de nutrientes como fósforo, nitrógeno, azufre y zinc. porque debido a la baja extracción de los cultivos antecesores se esperarían mayores niveles presentes en el suelo. “Validar esta suposición nos va a permitir realizar recomendaciones nutricionales mucho más precisas”, agregó. Al respecto, afirmó que la fertilización en los cultivos de fina es fundamental para promover un desarrollo radical saludable, mejorar el rendimiento y contribuir, además, con la calidad del grano cosechado. “Nutrientes como el fósforo y el zinc aplicados de manera temprana favorecen una mayor exploración del perfil del suelo, por un aumento en el crecimiento radical, contribuyendo con una mejor absorción de agua y otros nutrientes. También, lograr tempranamente el correcto establecimiento del cultivo es el punto de partida para comenzar a definir el rendimiento”, describió. Además, niveles adecuados de ambos nutrientes favorecen el macollaje y con esto potencialmente aumentaría el número de espigas cosechables. Con respecto al nitrógeno, señaló que es un nutriente fundamental para las gramíneas invernales, el cual se ve fuertemente potenciado cuando se lo acompaña con azufre. “Ambos nutrientes continúan favoreciendo el macollaje y, además, tienen un fuerte impacto en la fotosíntesis, lo que potencialmente asegura una alta tasa de crecimiento de cultivo y, con ello, un potencial alto de rinde”, dijo. En este sentido, Bosetti, posicionó a Amauta Micro+ Plus, un arrancador que aporta estos nutrientes esenciales. “Los provee de forma balanceada, ya que es una mezcla química, es decir que cada vez que la planta entra en contacto con el fertilizante absorbe una misma proporción de N, P, S y Zn”, explicó. También se caracteriza por ser un microgranulado, que al colocarlo ultralocalizadamente junto a la semilla, permite un rápido acceso a los nutrientes. Además, este fertilizante tiene ácidos húmicos y fúlvicos, componentes orgánicos, que cumplen funciones como la protección del P, lo que permite una mayor disponibilidad para la planta y la bioestimulación de las raíces.