Los drones están ocupando cada vez más lugares en el agro de Argentina y ya cubren un amplio espectro de usos.
Una de las utilizaciones que hoy se expande entre los productores, consiste en hacer aplicaciones selectivas en menor escala.
Para estos trabajos se utilizan los drones multicópteros, provistos de tanques con capacidades que van de 10 a 30 litros para cargar fitosanitarios.
Los drones más chicos, asimismo, sirven para detectar manchones de malezas dentro de los lotes y planificar controles.
También los drones se están utilizando para conocer el estado hídrico en cultivos y pasturas y para lo que es disponibilidad forrajera en zonas ganaderas.
Relevamientos
Al mismo tiempo, los drones en el mercado argentino se han convertido en los “espías” que recopilan información para que las máquinas agrícolas trabajen de manera inteligente.
Con los vuelos de los drones se obtienen datos sobre cobertura de malezas, altimetría, calidad de siembra (espacial y temporal), índices de vegetación y otros parámetros relevantes de cada lote.
Con el mapa de malezas, por ejemplo, se pueden hacer aplicaciones dirigidas, trabajando en la medición de la cobertura y también sobre el tipo de malezas.
Los monitores, además, permiten conocer la calidad de siembra, densidad de plantas, desvío estándar que tiene el espaciamiento entre plantas y la uniformidad temporal del cultivo.
De esta manera, los drones permiten “escanear” y monitorear los cultivos a fin de analizar su evolución.
Así se puede interpretar lo que ocurre en los lotes y tomar decisiones agronómicas con el objetivo de incrementar la productividad. (fuente MAQUINAC)