Las importantes precipitaciones registradas en todas las regiones agrícolas cambiaron notablemente el cuadro de sequía registrado desde el año pasado, caracterizado por una fuerte erraticidad y heterogeneidad en las lluvias.
En solo quince días de marzo, desde mediados de mes hasta el final, las áreas secas se disiparon casi en totalidad para configurar mapas de suelos que tienen condiciones aceptables de humedad en los primeros centímetros.
Por el contrario, cuando se visualiza el estándar hídrico en todo el perfil, el agua disponible evidencia mayor disparidad en su distribución acumulada.
Así, los productores y asesores pueden pensar con mayor tranquilidad el inicio de la nueva campaña y la siembra del trigo, mientras van cerrando el ciclo actual.
En referencia a la recomposición de la humedad, también quedó una clara certeza sobre la severa sequía que venía afectando a todas las zona ya que, a pesar de los altos volúmenes de lluvias caídos en diferentes regiones, la humedad en profundidad no logró recomponerse completamente.
De acuerdo a los mapas de suelo elaborados entre la Facultad de Agronomía (UBA), el Servicio Meteorológico Nacional y el INTA, entre Santa Fe, Córdoba, el Litoral se mantienen características entre adecuadas y óptimas. En estos casos, para mantener las condiciones en un buen nivel hídrico, las lluvias necesarias deben ser inferiores a los 20 milímetros.
Por su parte, las reservas regulares o escasas se presentan mayormente en el norte de Buenos Aires y sur de Santa Fe, con necesidad de humedad del orden de los 80 milímetros. (fuente Infocampo)