Malezas contraatacan: Argentina está en emergencia agronómica

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El crecimiento explosivo de las malezas encarece cada vez más los costos en una fase de precios decrecientes de los granos.

 

Argentina se encuentra en emergencia energética, estadística y de seguridad publica. Pero también –aunque no con tanta prensa– se encuentra en emergencia agronómica: en las mayor parte de las regiones productivas el crecimiento explosivo de las malezas, además de restar productividad a los principales cultivos, encarece cada vez más los costos en una fase de precios decrecientes de los granos.

Los encargados del proyecto Malezas del Movimiento CREA realizaron un relevamiento para identificar –por medio de un muestreo representativo– el porcentaje de lotes afectados por malezas problemáticas.

PUBLICACIÓN DE LA REVISTA CREA
Los resultados obtenidos –publicados en la última edición de la Revista CREA– son alarmantes: tanto por la cuantificación de la superficie afectada por las principales malezas problemáticas como por el avance de diferentes especies que podrían colonizar nuevas áreas en los próximos años.

Las regiones CREA Este, Semiárida y Litoral Norte son las menos afectadas por el problema, mientras que Mar y Sierras, Sudoeste y Sudeste cuentan con una afectación grave de rama negra (Conyza spp) y podrían eventualmente registrar en el futuro inconvenientes crecientes con raigrás resistente a glifosato.

En el resto de las zonas relevadas la batalla contra las malezas es mucho más ardua: existen al menos dos malezas problemáticas con otras más en el portfolio de eventuales dolores de cabeza futuros. Allí las malezas van uno o dos pasos más adelante que los contrincantes humanos: cuando aparece una solución, nuevas malezas, o las mismas pero mucho más potentes, generan nuevos desafíos por resolver.

“En los departamentos cordobeses de Juárez Celman y Río Cuarto pasamos de un manejo simple a tener que hacer frente a la rama negra y en menor medida a la parietaria; cuando pensábamos que ese era el mayor problema y que lo estábamos controlando, irrumpió el yuyo colorado resistente a glifosato (Amaranthus palmeri y A. hybridus), que de alguna manera sobrepasó todo lo anterior”, comenta Matías Campos, asesor del CREA Alejandro Chaján.

En la campaña 2015/16 los empresarios agrícolas de la zona que sabían o sospechaban que la maleza estaba en sus lotes, junto con los que prefirieron prevenir su aparición, utilizaron combinaciones herbicidas preemergentes como flumioxazin + acetoclor (o s-metolacloro), sulfentrazone + acetoclor o sulfentrazone + metribuzin,

“Esas estrategias de control dieron en general buenos resultados. En algunos casos se necesitó hacer repasos –dependiendo de la carga original de yuyo colorado del lote– con fomesafen o lactofen + s-metolacloro y benazolin + fomesafen; esta última combinación mostró mejores controles, incluso en yuyo colorado grande, y con menos fitotoxicidad en el cultivo”, apuntó Campos.

PRODUCTORES QUE NO TOMARON CONCIENCIA
Los productores que no tomaron conciencia del problema o que prefirieron ignorarlo se encontraron ya en diciembre con nacimientos de yuyo colorado en sus sojas nacidas y con pocas herramientas para controlarlo efectivamente. “A eso se sumó que, cuando se decidió que había que hacer algo, la maleza ya había sobrepasado los 10 centímetros de altura, con lo que su control es mucho más difícil; en esos casos las combinaciones de herbicidas post emergentes registraron menores eficiencias”, indicó el asesor del CREA Alejandro Chaján.

En cuanto al maíz, en los estadios iniciales del cultivo los controles con atrazina, s-metolacloro y hormonales fueron en general efectivos, pero a medida que las intensas lluvias diluyeron el efecto de los preemergentes, comenzaron a verse nacimientos de Amaranthus (especialmente en cabeceras de los lotes). Las gramíneas resistentes o tolerantes como Eleusine o Cynodon hirsutus también causaron problemas puntuales.

“Hemos observado problemas de fitotoxicidad y errores de aplicación, especialmente los causados por hormonales en maíz, como 2.4-D, cuando se hicieron controles más allá de V6 y con altas dosis y en lotes con alta tasa de desarrollo”, relató campos.

Empresarios integrantes del CREA Monte Maíz también registraron en algunos casos escapes de yuyo colorado de lotes tratados con preemergentes (lo que obligó a realizar repasos con benazolin + fomesafen).

“Todos los años nos vamos encontrando con nuevas sorpresas en lo que respecta a malezas. Este año algunas empresas tendrán en control de malezas en soja costos adicionales de 30 a 80 u$s/ha a los presupuestados a comienzo de la campaña”, señaló Luciano Ascheri, asesor del CREA Monte Maíz. “Afortunadamente fue un año benéfico en cuanto a presión de plagas y enfermedades, lo que permite compensar un poco el enorme gasto que estamos teniendo con las malezas”, añadió.

En el CREA Bragado no se presentaron mayores problemas de malezas. La especie más problemática –rama negra– viene siendo controlada sin mayores problemas. “La clave del control de rama negra es dar el primer golpe en el momento oportuno: aplicamos Paraquat + 2,4-D + Spider justo antes de sembrar la soja para que el cultivo arranque en igualdad de condiciones con la maleza; con eso el nivel de escapes es muy bajo”, explica Gerardo Chiara, asesor del grupos CREA Bragado y Alberdi.

“En el CREA Alberdi, en cambio, el problema de yuyo colorado nos desbordó. La maleza sobrevivió en muchas situaciones a los controles tradicionales y empleamos posteriormente postemergentes, que tienen una efectiva limitada”, apuntó Chiara.

“En la próxima campaña tendremos que reformular las estrategias de control. Con la rama negra un adecuado esquema de rotaciones era la solución para resolver buena parte del problema, pero con yuyo colorado el tema es mucho más complejo”, agregó.

En el CREA Gral. Arenales la lucha contra las malezas problemáticas incluye a rama negra, yuyo colorado y raigrás resistente a glifosato. “Esta campaña tuvimos que usar herbicidas postemergentes con resultados erráticos”, comentó el asesor del grupo Pablo Bressa.

“Para la próxima campaña vamos a establecer protocolos para realizar controles con herbicidas residuales en barbecho y emplear rotaciones de principios activos. El cultivo de soja, además de encarecerse, se está tornando muy complejo porque las diferentes malezas aparecen en momentos distintos del año con una agresividad creciente”, apuntó Bressa.

Tres años atrás la vida de los empresarios y técnicos integrantes del CREA La Paz –en el norte de Entre Ríos– cambió para siempre cuando comenzó a extenderse la Echinochloa resistentes a glifosato.

“El costo de control de malezas pasó de un promedio de 65 a 90 u$s/ha por efecto de la Echinochloa, algo que nos pega fuertísimo con precios tan bajos de la soja”, comenta el asesor del CREA La Paz Francisco Taquini. “El problema nos obligó a modificar sistemas de producción, además de promover rotaciones de diferentes principios activos para evitar la aparición de nuevas resistencias”, añade.

“Incorporamos, además de la combinación de distintos herbicidas, diferentes herramientas de control tales como modificación de las distancias entre surcos, adelantamiento de las fechas de siembra, cambio de rotaciones e intensificación; por ejemplo, ya no sembramos más maíz tardío si no viene detrás de un verdeo. Con todo el conocimiento generado hoy podemos controlar bien a la maleza, pero con un costo económico mayor”, explica el asesor del CREA La Paz.