Ajustes positivos en rindes afirman la producción de los dos principales cultivos de Argentina. La soja se encumbra a 56 millones de toneladas y el maíz a 38,0 Mt, ambos con un 1,5 M t más que en la estimación de hace un mes. Tras el desasosiego de las fuertes tormentas que malograron casi 1 millón de ha en soja, el verano transcurrió, para gran parte de los cultivos, prácticamente sin limitantes hídricas de consideración. La tendencia ascendente del rinde puede acentuarse cuando tome fuerza la cosecha argentina.
El calor protagonizó la campaña sobre el final, ya en las últimas semanas de febrero, con lluvias dispersas en el centro de la región pampeana, pero ganando magnitud al sur. La humedad siguió siendo suficiente en los suelos, por lo que el cultivo de soja de primera siguió formando vainas y llenando sus granos sin contratiempos. Lejos de las temibles lluvias que protagonizaron en febrero del año pasado, esta vez el comportamiento moderado de las lluvias, en un ciclo protagonizado por los excesos, ha sido favorable para el cultivo. Tras muchas dificultades, vuelve a perfilarse un escenario de alta productividad. Las zonas no afectadas por los excesos de lluvias se aproximan a los máximos rindes históricos y compensarían las reducciones por superficie.
Considerando los ajustes en las distintas áreas, el rinde nacional promediaría 30,7 qq/ha, 8 décimas más que en el informe anterior. Por lo tanto, la producción de soja se estima en 56 millones de toneladas.
También el maíz se reafirma con mejoras. La estimación de producción pasa de 36,5 M t a 38,0 Mt. En Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires, Entre Ríos, La Pampa, sobre todo en Chaco y Santiago del Estero se consolidan las expectativas alcistas de rendimiento. Santa Fe, en el tope de las marcas, supera los 95 qq/ha de promedio; Buenos Aires y Córdoba suben un quintal y medio, a 79,9 en el área bonaerense y a 84,8 qq/ha en el territorio cordobés. Chaco y Santiago perfilan una gran campaña maicera. Sin nuevos ajustes de superficie, el hectareaje de lo no cosechable sigue 1,06 M de ha, y el de la superficie total sembrada en 5,84 M de ha. El rinde la campaña asciende 3,3 quintales respecto de lo estimado en febrero. El guarismo nacional se encarama a ser una de las mejores marcas con 79,5 qq/ha.
Soja 2016/2017
El estrés termo hídrico que el año pasado acechó desde enero hasta la segunda y tercera semana de febrero, este año no hizo su tan temida aparición sobre la campaña. De hecho, en la zona más afectada por la sequía, el sudeste bonaerense, durante el segundo mes del año recibió montos de agua mayores a los habituales. Lo mismo sucedió en gran parte del área bonaerense, exceptuando al noreste que recibió un descanso tras las volumétricas lluvias que protagonizó.
Por otro lado, desde la última semana de enero, lluvias más moderadas, lejos del rango de los 250 a 450 mm que azotaron a la región el año pasado, prevalecieron esta vez sobre el centro y sur de Santa Fe y en gran parte de la provincia de Córdoba. En el sur cordobés, la zona de influencia de Río Cuarto quedó con un menor nivel de aprovisionamiento de agua. Las lluvias al retomar los valores estadísticos mensuales, permitieron realizar los controles de plagas y bajar la presión de las napas que llegaron a estar entre 0,5 y 1,5 M de la superficie en el centro de la región pampeana.
Durante febrero, el centro norte de Santa Fe recibió acumulados por encima de los valores promedios, pero muy lejos de los registros que se desmadraron con anterioridad y causaron tantos problemas. Sobre Santiago del Estero, Chaco y Tucumán también se midieron valores mayores a las medias mensuales de febrero. Pero en el norte Salteño resultaron insuficientes. En las imágenes se muestra el nivel del impacto y el alcance de las lluvias en la comparativa de febrero 2016 vs febrero 2017, gentileza de CCA (consultora de Climatología Aplicada).
Durante los primeros días de marzo, se desbarató el patrón de clima tropical por un frente de lluvias que dejó acumulados entre los 30 y 50 mm en el centro de Buenos Aires. Las tormentas también alcanzaron el oeste del país, con mayor presencia en la franja occidental de Córdoba y Santiago, y en el litoral. Registros más modestos siguieron presentándose durante la primera semana con marcas muy modestas. Hay nuevas lluvias que se están desplegando en estos días. Avanzarían desde la provincia de Buenos Aires, cubriendo el centro de la región pampeana y el norte argentino. El panorama actual queda plasmado en las imágenes de las reservas de humedad para Argentina y con mayor detalle para la región central:
Los problemas parecen haber quedado atrás para la oleaginosa. La presión de malezas logró contenerse a pesar de las dificultades que hubo para controlarlas. Las enfermedades que amenazaban acentuarse ante las condiciones de alta temperatura y humedad, tampoco causaron demasiados inconvenientes. Las condiciones predisponentes no se extendieron más allá de los primeros días de marzo y los monitoreos han estado muy activos, siguiendo la evolución de las enfermedades y actuando a tiempo. Lo mismo sucedió con las chinches y las isocas.
Pese a los problemas que en un principio recortaron en un millón de ha a la superficie total, el cultivo de soja de primera está cumpliendo su última etapa con muy buenas condiciones. Destacamos el gran desarrollo que ha alcanzado. Los conteos muestran un número de nudos muy satisfactorios, acorde al grado de crecimiento vegetativo que se observa, y el nivel de carga de vainas es excelente. El cultivo está extendiendo su fase de llenado, cosa que no se apreció de la misma manera en anteriores ciclos.
Este año, las zonas menos favorecidas por las lluvias abarcan un menor nivel de hectareaje. En la campaña pasada, gran parte de Entre Ríos, y la franja este de Buenos Aires fueron muy afectadas por la falta de agua y esto segó sus posibilidad productivas.
Por otro lado las circunstancias para la cosecha argentina se presentan más propicias que el año pasado. Al haber estado concentradas las mayores lluvias entre diciembre y enero, y en febrero volver a un patrón de lluvias normales, las posibilidades de contener a las recargas que suelen darse en el otoño son mejores.
En términos de rindes provinciales, las estimaciones muestran valores superiores a los de hace un mes, y también están por encima de los niveles de marzo del 2016. Buenos Aires se impone esta vez con 30,6 qq/ha, cuando el año pasado se esperaban 29,4 qq/ha. Córdoba está casi en medio quintal por encima de la marca de hace un año. Santa Fe aunque está por debajo de la valla del ciclo pasado, vuelve a destacarse. Se estiman 36,2 qq/ha para la provincia, cuando hace un año mostraba una cifra de 37,6 quintales, pero el guarismo, al final, se desbarató por los enormes problemas que ocasionaron las lluvias en el cultivo. La lista sigue a favor de este ciclo 2016/17 con Entre Ríos que está por encima en 4 quintales respecto al año pasado. Por último, hay muy buenas expectativas que ponen a Chaco y Santiago del Estero por encima de sus medias productivas históricas.
En base a las observaciones en las distintas áreas productivas, es posible ubicar a la producción de soja nacional en 56 millones de toneladas. Este número surge de una estimación de rinde promedio nacional de 30,7 quintales por hectárea, una superficie implantada de 19,2 millones de hectáreas y un área no cosechada de 960.000 hectáreas. En el siguiente cuadro mostramos los datos estimados para cada provincia recordando que los datos de Entre Ríos son tomados del SIBER de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos.
Maíz 2016/2017
Sin nuevos ajustes en el área sembrada total y en la que se prevé que será no cosechada, se sigue manteniendo en 4,8M de ha la superficie destinada a grano comercial en Argentina. Sí hay cambios importantes en las estimaciones. Los números de rinde de las siembras tempranas se afianzan y las condiciones de los cultivos tardíos y de segunda se mantienen muy buenas. Estos transitan etapas críticas en excelentes condiciones ambientales.
Las labores de cosecha comenzaron muy lentamente, apenas superan el 2% de avance a nivel nacional, pero son compatibles con las altas expectativas de producción. En la región núcleo comienza a despuntar la actividad de recolección. Los primeros lotes ofrecen rindes de 90 a 100 qq/ha. Se esperan picos de rindes muy interesantes en lotes puntuales y de alta productividad. En general las marcas estarían entre los 80 y los 120 qq/ha.
Sigue siendo un ciclo con un nivel de rinde que se despega positivamente de la media. La estimación de la productividad unitaria promedio nacional es de 79,5 qq/ha, 3,3 qq/ha por encima de la marca de hace un mes. Con un millón de ha que no entrarían al circuito comercial, la campaña arrojaría una producción de 38 millones de toneladas a escala nacional, lo que dejaría un crecimiento interanual de un 26% del volumen producido.
El detalle puede verse en la tabla que sigue, tomándose para Entre Ríos los números de SIBER, de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos.
FUENTE: Bolsa de Cmercio de Rosario