Nicolás Marinelli es un joven de 30 años que vive en Venado Tuerto y revoluciona el campo argentino. Desarrolló una tecnología que aún no salió al mercado pero que ya está en la agenda del agro nacional.
Que su nombre en el 2024 resuene en el sector no es casualidad. Su abuelo inspiró su camino profesional, su papá tiene un rol clave en la industria y él cambió muchos findes con amigos, por noches enteras “investigando y diseñando prototipos”.
José Marinelli trabajaba en una fábrica de cosechadoras y se independizó cuando su curiosidad por la innovación lo llevó a desarrollar las tolvas a granel. Tiempo después su hijo Sergio, productor y docente, fue pionero en la Argentina en agricultura de precisión. Ahora la tercera generación de Marinelli es la que sigue haciendo historia.
“Mi abuelo venía haciendo cosas para mejorar el agro, mi papá siguió con la empresa y yo seguí pensando qué podía hacer para beneficiar al productor o cómo solucionar algún problema del campo”, dijo Nicolás en diálogo con TN, y aseguró que “es un orgullo como argentino poder tener en el país esta tecnología de vanguardia”.
El piloto de Venado Tuerto consideró que “las nuevas tecnologías y el cambio generacional en el sector” son clave para “mejorar la imagen que la gente tiene del agro”. “Es importante comunicar bien cómo se hacen las cosas porque trabajamos mucho para ser cada vez más amigables con el medio ambiente”, analizó.
Junto a una empresa y un gran equipo, Nicolás trabajó alrededor de seis meses para lograr modificar una pulverizadora y hacerla autónoma. Le quitó la cabina y ahora la máquina puede manejarse con un joystick. “Es un poco más grande que el que se usa para jugar a la Play, y tiene la función de darle órdenes a la pulverizadora pero también monitorear lo que hace”, explicó.
De este modo el productor tiene información precisa y en el momento de cómo está trabajando; puede mejorar la eficiencia, la productividad, la sustentabilidad y contar con datos para analizar y proyectar. “La robotización permite tener una mayor trazabilidad y esto optimiza las prácticas agrícolas, es un valor agregado para la producción”, indicó el joven.
Aunque parezca que con la “automatización se baja a un operario de la máquina”, lo cierto es que “no se pierde una fuente de trabajo sino que ese operario va a estar más capacitado técnicamente y va a trabajar mejor”. Nicolás en ese sentido detalló: “Además de disminuir la huella hídrica y de carbono, la tecnología hace que la actividad requiera de nula fuerza bruta, y se puedan evitar grandes riesgos laborales y productivos con una aplicación de precisión”.
Marinelli estima que en poco tiempo la maquinaria presentada en Expoagro 2024 saldrá al mercado. “Estamos muy esperanzados al ver el desarollo, y la integración en la industria. Uno siempre tiene como objetivo poder seguir avanzando y siento que no me va a alcanzar la vida para hacer todas las cosas, pero es una alegría tener estas posibilidades para y en el campo argentino”, concluyó.