Panorama sanitario para las siembras tardías de maíz

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Las siembras en fechas tardías han tomado una gran masividad entre los productores, alcanzando el 60% del área destinada a maíz en busca de estabilidad. Esta práctica presenta un panorama sanitario diferente, y hemos visto que la biología de los patógenos se ha adaptado de distintas formas. Las tres enfermedades foliares más importantes son el tizón común, la cercosporiosis y la roya común.

 El tizón común es una enfermedad agresiva y adaptada. En un primer momento se observan manchas cloróticas aisladas, que luego se extienden sin respetar nervadura. Puede producir pérdidas de rendimiento que van del 30 al 50%, dependiendo del momento en que se desarrolla la enfermedad. La recomendación es aplicar con baja severidad en el tercio medio en híbridos de mediana a alta susceptibilidad, para que permanezca lo más sano posible. El umbral de control es del 3% promedio en las tres hojas que rodean las espiga, sabiendo que una mancha de 6×1 cm representa el uno por ciento del área foliar.

Además de conocer el grado de severidad de la enfermedad, es importante tener en cuenta cuál es el pronóstico para los próximos días. Por ejemplo, si se espera tiempo seco y temperaturas en ascenso, no va a haber nuevas manchas, pero las existentes van a crecer. En cambio, si se pronostican lluvias, y descenso de las temperaturas y se espera mayor amplitud térmica, pueden generarse nuevas manchas.

 El monitoreo de los lotes es una de las herramientas más importantes, después de la selección de materiales con buen comportamiento en zonas donde se desarrolla la enfermedad. La mayor eficiencia de una aplicación se obtiene al controlar la enfermedad en sus estados iniciales.
La cercosporiosis, por su parte, es una enfermedad emergente que se está estableciendo. Se trata de la enfermedad foliar del maíz más temida en el mundo, que posee un período de latencia muy largo que dificultan la toma de decisión al momento del control. Las siembras tardías presentan condiciones que son predisponentes para la cercosporiosis, como prolongados períodos de mojado foliar, y la recomendación en este caso es controlarla con bajas severidades en toda la planta. Los fungicidas tienen un excelente control si se aplican cuando se están iniciando los primeros síntomas.

A diferencia de las dos enfermedades anteriores, la roya común es un biótrofo: necesita que la planta esté viva para alimentarse. Los fotoasimilados que produce la planta se dirigen en una proporción a alimentar la roya en lugar de ir a producir grano. Nuestra recomendación es tomar como umbral de control el 3% de severidad en el tercio medio, que es equivalente a 30 lesiones».

Como parte del equipo de Agroservice en el área de Posicionamiento de Producto de KWS, que junto a los responsables de Avance , ponemos a prueba los materiales para conocer su comportamiento sanitario y seleccionar los mejores híbridos. Sumado a este trabajo de selección, la apertura de un segundo programa de mejoramiento genético en el norte de Córdoba y el germoplasma con que se trabaja actualmente, permiten crear nuevos híbridos, asegurando una presión de selección a las enfermedades importantes y las emergentes que afectan al cultivo de maíz.

Por: Fernando Guerra, fitopatólogo y docente de la Universidad Católica de Córdoba