Las siembras en fechas tardías han tomado una gran masividad entre los productores, alcanzando el 60% del área destinada a maíz en busca de estabilidad. Esta práctica presenta un panorama sanitario diferente, y hemos visto que la biología de los patógenos se ha adaptado de distintas formas. Las tres enfermedades foliares más importantes son el tizón común, la cercosporiosis y la roya común.
Además de conocer el grado de severidad de la enfermedad, es importante tener en cuenta cuál es el pronóstico para los próximos días. Por ejemplo, si se espera tiempo seco y temperaturas en ascenso, no va a haber nuevas manchas, pero las existentes van a crecer. En cambio, si se pronostican lluvias, y descenso de las temperaturas y se espera mayor amplitud térmica, pueden generarse nuevas manchas.
A diferencia de las dos enfermedades anteriores, la roya común es un biótrofo: necesita que la planta esté viva para alimentarse. Los fotoasimilados que produce la planta se dirigen en una proporción a alimentar la roya en lugar de ir a producir grano. Nuestra recomendación es tomar como umbral de control el 3% de severidad en el tercio medio, que es equivalente a 30 lesiones».
Como parte del equipo de Agroservice en el área de Posicionamiento de Producto de KWS, que junto a los responsables de Avance , ponemos a prueba los materiales para conocer su comportamiento sanitario y seleccionar los mejores híbridos. Sumado a este trabajo de selección, la apertura de un segundo programa de mejoramiento genético en el norte de Córdoba y el germoplasma con que se trabaja actualmente, permiten crear nuevos híbridos, asegurando una presión de selección a las enfermedades importantes y las emergentes que afectan al cultivo de maíz.
Por: Fernando Guerra, fitopatólogo y docente de la Universidad Católica de Córdoba