Mucha erraticidad. Esa parece ser la mejor definición que los productores podrán encontrar en la transición del invierno hacia la primavera, una estación en la que, comúnmente, hay registros generalizados y abundantes de lluvias. Coincidentes con la presiembra del cultivo de maíz.
En esta sentido, por la combinación de intenciones y las reservas de humedad en los suelos muy ajustadas, es que la Bolsa porteña anticipó que la primera estimación para la siembra del cereal alcanza a 7,5 millones de hectáreas, un 2,6% por debajo de las 7,7 millones de hectáreas implantadas para el ciclo 2021/22 que todavía se está cosechando.
De confirmarse, igualmente, esta superficie conforme avance la campaña, se trataría de la segunda mejor siembra histórica y solo por detrás del área récord del año pasado.
Entre las principales incertidumbres, como sostiene la Bolsa de Cereales, están las lluvias. De acuerdo al último informe climático de la consultora AZ Group, firmado por el meteorólogo Leonardo de Benedictis, el experto destaca que, “la mayoría de los modelos coinciden en que la campaña 22/23 seguirá signada por La Niña, con débil intensidad, pero amenazando con un tercer evento La Niña de manera consecutiva, mientras que la transición hacia la neutralidad perdió fuerza”.
Pensando en la fecha óptima de siembra del maíz, las recargas que pueden presentarse puntualizadas en el mes previo, es decir, que desde mediados de agosto parecen pocos probables.
De acuerdo al informe climático, como la transición hacia el evento “Neutral” perdió fuerza, la mayor amenaza son las lluvias erráticas y volcadas especialmente hacia el este del país, además de sumarse el riesgo de alguna helada tardía.
Según Benedictis, las expectativas para lo que resta del mes es la vuelta de precipitaciones por sectores y que allí sean superiores a lo normal. Por ende, la mejora solo será favorable en zonas puntuales y la tendencia general es que se mantienen por debajo de los promedios a lo largo de lo que queda del mes. (fuente Infocampo)