Por la crisis lechera, en Córdoba y Santa Fe dejan de circular 1.000 millones mensuales

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El brutal desequilibrio entre el costo de producción, agudizado por la baja de retenciones, y los bajos precios que se pagan en tranquera de tambo implican un impacto de 995 millones de pesos menos de pesos en manos de productores.

Las poblaciones lechero-dependientes de Córdoba y Santa Fe, las principales provincias lecheras del país, están muy preocupadas por el impacto que se evidencia por la pérdida de rentabilidad del sector lácteo, agudizada tras la decisión del gobierno de Macri, de bajar retenciones al maíz y la soja.

La debilidad del mercado global de lácteos; y el nuevo escenario macroeconómico que conjuga la eliminación de retenciones, y una devaluación cercana al 40%, está impactado de lleno al sector lechero.

La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), aseguró que los productores de leche pierden 1,3 pesos por cada litro de leche que producen (lo que implica esas provincias que producen el 25% del total nacional, una pérdida del orden de 300 millones de pesos), pero esa cifra es aún mayor en Córdoba y Santa Fe, ya que la dominancia de La Serenísima en Buenos Aires y La Pampa, mitiga en parte esa pérdida, por los mejores precios que paga.
En las principales provincias lecheras, con un costo de producción del orden de $4 por litro, valor en el que coinciden la mayoría de los analistas; y precios en tranquera de tambo de $2,40 promedio en Córdoba y Santa Fe, con la excepción de remitentes a SanCor, el cálculo es que la pérdida a nivel general es del orden de $1,50 por litro de leche producido, en el mes de diciembre.

La producción nacional de leche es diariamente de unos 32 millones de litros, de los cuales Córdoba produce el 37%, por lo que esa pérdida de $1,50 por litro, multiplicada por los 11,8 millones de litros diarios que producen los poco más de 3.000 tambos cordobeses, implica que los tamberos dejen de percibir 533 millones de pesos por mes, y eso impacta fuerte en las economías regionales.

Algo similar sucede en la provincia de Santa Fe, que explica el 32% de la producción nacional de leche. Los más de 4.000 productores santafesinos están dejando de percibir en enero, 462 millones de pesos menos que le corresponderían por la leche de diciembre.

Cabe destacar que estas cifras, que ayudan a mensurar el impacto de la crisis de precios a nivel global, sumado al impacto de los cambios macroeconómicos en el país, no contemplan una necesaria y lógica rentabilidad que debería tener el productor lechero argentino. Pero además no está mensurado en este artículo el impacto de la devaluación del 40% (el productor y sus operarios tendrán menor capacidad de compra), ni los esperables aumentos en arrendamientos, energía, combustibles y sueldos, por lo que algunas miradas optimistas que asocian el cambio en el devenir lechero nacional, solo a graduales aumentos de la leche a nivel internacional, o “a pasar el verano”, pueden ser apresuradas.
Cabe puntualizar además que el productor debe enfrentar en estos meses enormes costos que le generar la confección de reservas (silo y heno), por lo que estará muy debilitado desde la perspectiva económica y financiera.

Dado este cuadro de situación, es entendible que el nuevo gobierno haya anunciado que “la lechería es una prioridad”, aunque la primera medida que se está barajando, es decir un subsidio por litro, (lo que sería una continuidad de lo que planteó el gobierno anterior), no compensaría la brutal pérdida que padecen los tamberos argentinos.
En virtud de esta situación, se espera que la respuesta de los productores sean centralmente dos: Por un lado un agudo recorte de gastos, que esta vez alcanzaría a la alimentación de los rodeos, y a un notable aumento del descarte de vacas, por lo que significará una baja en la producción. Un reporte del Rabobank estimó una caída de producción del 9%, en el primer semestre para Argentina, versus el primer semestre de 2015.