Los informes semanales de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) y de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires no dejan dudas: con El Niño demorándose, la sequía no logra transformarse solo en un recuerdo y su incidencia está afectando de nuevo al trigo.
La principal señal de alerta la encendió la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la entidad rosarina en su reporte para la zona núcleo: afirmó que el 15% de los lotes ya presentan signos de estrés hídrico, que se cristalizan en pérdidas de hojas basales y sectores de los lotes con pérdidas de plantas.
En números reales, significa que hay unas 150.000 hectáreas en condiciones regulares por la falta de agua.
El panorama del trigo
“Si bien el 40% de los lotes aún se conservan en buen estado y un 45% muy buenos, las lluvias aún no llegan y, con el transcurso de los días, los requerimientos del cultivo se incrementan”, menciona la GEA.
Sobre los lotes más desmejorados, por ejemplo desde Carlos Pellegrini, en el centro-sur de Santa Fe, los técnicos sostienen que “los trigos empezaron a descartar hojas basales y en algunos casos hay pérdidas de plantas”.
Por similar camino van en Bigand y en San Gregorio, en el sur santafesino, donde si bien el trigo mantiene una buena condición, “donde no hubo un buen manejo del barbecho aparecen rodeos con efectos por la falta de agua”, afirma la GEA.
Del mismo modo, en el noroeste de Buenos Aires empiezan a verse trigos con hojas basales desecadas. En localidades como San Pedro y Baradero, si bien el trigo está en muy buenas condiciones, están esperando la lluvia para mantener esa condición.
En el sudeste de Córdoba, la cuestión empeora: los lotes de inferior calidad o los sectores de suelos más flojos dentro de un mismo lote, ya empezaron a perder plantas hace 10 días.
“El trigo se está quedando sin nafta. Esto está ocurriendo porque el ‘tanque’ con el que partimos nos permitía llegar hasta acá sin depender de las lluvias. De aquí en adelante dependemos de lo que pase, sino el rinde se verá afectado negativamente”, mencionan asesores cordobeses.
Los cálculos de la GEA son que en el centro y oeste de la zona núcleo se necesitan entre 40 y 120 milímetros para alcanzar el estado óptimo de las reservas de agua del suelo, mientras que en la franja este los valores se reducen a montos entre 10 y 40 milímetros.
También en el norte
Por su parte, en su Panorama Agrícola Semanal (PAS), la Bolsa de Cereales de Buenos Aires subraya que “sobre el centro y norte del área agrícola, el trigo continúa su desarrollo bajo condiciones restrictivas de humedad, y alternancia de temperaturas que siguen provocando caídas en la condición del cultivo y pérdidas de estructuras reproductivas”.
De acuerdo con el PAS, en esas zonas más del 60% del cereal transita entre macollaje y espigazón bajo “condiciones térmicas extremas”, por lo que “la sequía continúa impactando negativamente en la condición del cultivo”.
Puntualmente, en las zonas NOA y NEA, “el trigo se encuentra iniciando espigazón bajo condiciones restrictivas de humedad y picos térmicos de hasta 38°C”, precisa este informe.
Y amplía que la condición del cultivo continúa en descenso, con plantas de bajo porte y escaso macollaje, resignando estructuras reproductivas.
“Si bien en estas regiones el cultivo cumple principalmente un rol de servicio, la ausencia de precipitaciones reduce las expectativas a cosecha semanalmente”, agrega el reporte.
Más abajo en el mapa, en Córdoba y Santa Fe, la variable condición de cultivo responde en gradiente al nivel de reservas del perfil.
“Los cuadros del norte y oeste de estas provincias, actualmente entre macollaje y encañazón, presentan amarillamiento por sequía y estrés por alternancia entre temperaturas altas y heladas”, grafica la Bolsa porteña.
Las buenas noticias en este contexto llegan desde los corazones trigueros del centro y este de Buenos Aires, donde el trigo transita desde emergencia hasta inicios de encañazón bajo condiciones algo más favorables.
“Registros de lluvias moderados a escasos favorecieron la emergencia y el desarrollo temprano del cultivo. Si bien hay ciertos focos de enfermedades fúngicas, en general se los ve sanos a la espera del reinicio de las labores de fertilización”, concluye el relevamiento. (fuente Infocampo)