Expertos argumentan que la demanda mundial de dietas más ricas en proteínas y comidas preparadas está creciendo.
Los abundantes recursos naturales de Brasil son una bendición o una maldición, según a quién se le pregunte.
La porción de las materias primas representadas en las exportaciones totales brasileñas aumentó de 29% en 2003, cuando el Partido de los Trabajadores (PT) asumió en el gobierno, a 49% el año pasado, según el Ministerio de Desarrollo del país. Los ingresos provenientes de la creciente demanda mundial de productos agrícolas, minerales y derivados del petróleo brasileños se invirtieron en programas sociales y alimentaron el auge del consumo.
Sin embargo, la opinión de que Brasil se volvió demasiado dependiente de los commodities es cada vez más generalizada, en un momento en que se reduce la demanda china y la recuperación europea más lenta de lo esperado baja los precios de los productos básicos clave. En el último año, la soja retrocedió más de un tercio, el crudo Brent más de 40% y el mineral de hierro casi 50%.
Daiane Santos, del centro de estudios de comercio exterior (Funcex), a think tank, aseguró: «La expectativa para los próximos dos años es que los precios de estas materias primas no volverán a los niveles en que se encontraban y la alternativa que tenemos es diversificar las exportaciones». Pero, a pesar de su perspectiva bajista a corto plazo, Santos cree que, a largo plazo, «los precios repuntarán y tiene sentido usar nuestra ventaja competitiva».
Una de las áreas en las que Brasil ya es líder pero puede fortalecer aún más su posición es en la producción de carne. La demanda mundial de dietas más ricas en proteínas y comidas preparadas está creciendo como resultado del aumento de los ingresos y la urbanización.
Brasil es el hogar de algunas de las alimenticias más grandes del mundo, cuyas carteras de productos incluyen carne, pero también comidas preparadas y pizzas. Una de ellas es la mayor productora de proteínas a nivel mundial, JBS; otras son Marfrig, cuya división Moy Park abastece a Tesco y a Waitrose en el Reino Unido, y BRF,cuyas margarinas Claybom y Qualy son las marcas preferidas de casi la mitad de los brasileños, según LatAm Confidencial, un servicio de investigación y análisis del Financial Times.
Brasil tiene claras ventajas en el sector de la carne, explica Cesar de Castro Alves, analista de MB Agro, una consultora. «El conocimiento técnico está bien desarrollado y la capacidad instalada es alta», aseguró, mientras que el acceso de Brasil a la alimentación barata para cerdos y pollos mantiene bajos los costos de producción.
Pero la industria de la carne enfrenta una serie de problemas.
Las exportaciones en el primer trimestre de 2015 se redujeron significativamente en comparación con el mismo período del año pasado. Los ingresos generados por las carnes de res, cerdo y pollo brasileñas cayeron un 29%, 15,7% y 6,6% respectivamente, según el Ministerio de Desarrollo.
Parte de esto tiene que ver con factores excepcionales: una huelga de camioneros en febrero; varios mercados impusieron prohibiciones de importación a corto plazo sobre la carne brasileña; y los exportadores brasileños aplicaron mayores descuentos tratando de mantener mercados como Rusia y Venezuela, donde el poder adquisitivo se ha reducido por la depreciación de las monedas locales frente al dólar estadounidense.
Sin embargo, es esencial tener exportaciones robustas para compensar un mercado interno más débil, el cual está deprimido debido a un aumento del desempleo y a menores ingresos familiares, así como de una oferta insuficiente de ganado. Esto ha llevado el precio de la carne de res a niveles récord, en un momento en que los consumidores no pueden permitirse gastar más.
Las grandes multinacionales brasileñas tienen el tamaño y el nivel de diversificación suficiente para contrarrestar estos problemas, sobre todo a través del crecimiento de alimentos procesados y de marca que ofrecen un margen de ganancia mayor, que son menos vulnerables a las fluctuaciones a corto plazo de los commodities. Pero muchas compañías más pequeñas están quebrando.
También hay problemas a largo plazo. Aunque Brasil tiene acceso a alimentos para ganado relativamente baratos, las exportaciones pierden competitividad por la mala logística, y porque gran parte de la producción de carne está en regiones ubicadas a miles de kilómetros de sus puertos.
Según Adolfo Fontes, especialista en agronegocios de Rabobank, el banco holandés, hay problemas de productividad en el sector de la carne debido a la baja calidad de los pastos y la falta de suplementos alimenticios.
Por Cronista Comercial