Si no se reducen los valores de los alquileres de campos, para la próxima campaña, el productor sabe que se mete en un negocio con presupuesto negativo.
La consideración pertenece al ingeniero Hernán Fernández, que presentó las alternativas para adaptar las empresas agropecuarias al nuevo esquema productivo. “El contexto cambió y ya no es la misma ecuación que hace dos años. Hoy existe una imposibilidad de pagar –en algunas regiones- 10 quintales por hectárea.
La realidad es que hay empresas que están dejando los campos o reduciendo los valores de arrendamientos, entre un 10 o un 50 %, según la zona.
Todos tienen en claro, que la situación no va a cambiar de un día para otro, por eso las recomendaciones instaron a la cautela y el dialogo entre las partes.
En la jornada de Acsoja, en la Bolsa de Comercio de Rosario, se plasmaron muchas cifras que reflejan la importancia del sector.“La soja es para el país, el 10 % del total de la recaudación de impuestos, sin retenciones”.
Otro dato interesante, para entender que el país se está equivocando en las políticas productivas, pasa por analizar el crecimiento de las últimas campañas agrícolas. Es decir, la inversión en producción del ciclo 2013/14 fue de 2,6 contra 2,8 millones de la campaña 2014/15. Acá, más allá del leve crecimiento, los especialistas consideran que el aporte ha sido mínimo y refleja que se sigue produciendo la misma cantidad de hectáreas, con menos fertilizantes, más semillas de uso propio y una limitada adquisición de tecnología.
Sobre retenciones nadie considera que el próximo gobierno pueda bajarlas. Se habló de paliativos, en trigo y maíz, pero ya muy pocos consideran real la posibilidad de quitar la alícuota por derecho de exportación a la oleaginosa.