Mirá el probable impacto de esta situación sobre la evolución de los cultivos en el centro santafesino.
MAÍZ: TOLERANCIA CONTROLADA
El maíz está considerado como un cultivo relativamente tolerante a inundación. Sin embargo, los anegamientos lo dañan y la magnitud está determinada por varios factores, incluyendo el estado de desarrollo al momento de la inundación, la duración y frecuencia del anegamiento y las temperaturas del aire y del suelo.
La tolerancia al anegamiento se atribuye a su habilidad para producir raíces adventicias tempranas y a otras adaptaciones morfológicas como un aumento del espacio del aire en los tejidos radicales durante estos eventos. El desarrollo de raíces adventicias permite a la planta compensar la muerte de otras raíces y el incremento de espacios de aire prolonga la supervivencia de la raíz bajo condiciones de anoxia (falta de oxígeno).
El maíz apenas germinado o nacido (VE) solo puede sobrevivir unos pocos días de anegamiento, sobrevida que mejora cuando el ápice de crecimiento supera la superficie del agua. Según estudios extranjeros, el maíz germinando o apenas emergiendo puede sobrevivir de 2 a 4 días de anegamiento sin una pérdida de plantas apreciable.
Las temperaturas más cálidas son contraproducentes para su supervivencia cuando se encuentra inundado, probablemente debido a que el metabolismo de la semilla se acelera con baja disponibilidad de oxígeno.
En muchos casos, los lotes deberán resembrarse, pero en otros, pueden reiniciar su crecimiento con sólo reducciones del estand de plantas.
Para plantas más altas, la sobrevida de cultivos anegados puede ser de algunos días a varias semanas. Sin embargo, esto no implica que no se registrarán mermas en los rendimientos por efectos directos e indirectos. Entre los primeros están la muerte de células radicales y descomposición. Como indirectos, se incrementa la incidencia de enfermedades, los problemas de nutrición por lavado de nitrógeno y como consecuencia del estrés de las plantas con limitado desarrollo de las raíces.
En un ensayo realizado para determinar las pérdidas de rendimiento asociadas a una inundación en maíces de 15 cm de altura, la reducción de rendimiento varió entre el 15 y el 19% (24 a 72 horas de anegamiento). Estas reducciones fueron menores al 5% en ambientes en que la fertilidad nitrogenada no era limitante. Investigaciones realizadas en la Universidad de Illinois indican que hasta la mitad del N aplicado podría perderse cuando los lotes se encuentran saturados entre 6 y 8 días, por lo que el cultivo puede presentar deficiencias de ese nutriente. Estas pérdidas deben ser corregidas cuando las plantas tienen 6-7 hojas y empiezan a crecer rápidamente aumentando la demanda de N.
En un maíz de 76 cm, con anegamiento de 24 y 96 horas, los rendimientos fueron afectados en un 14 % y 30%. Con elevados niveles de N en el suelo esa reducción fue exigua, aún con la inundación de 96 horas. Cuando la inundación fue cercana a la floración femenina (R1), no se registraron pérdidas de rendimiento con alta fertilidad nitrogenada, pero llegaron al 16% con deficiencias de N.
SOJA: CUESTIÓN DE TIEMPO
En los últimos años son frecuentes los encharcamientos y anegamientos de lotes de soja en la región debido a excesos de lluvia. Los síntomas más comunes son el amarillamiento de hojas, reducción en el crecimiento de las raíces, defoliación, reducciones en el rendimiento y muerte de plantas.
El síntoma más destacable en plantas anegadas es el amarillamiento de hojas, que indica la falta de nitrógeno y en etapas tempranas (V1), se compromete su abastecimiento futuro porque se inhibe completamente la formación de nódulos fijadores de N.
Inundaciones de 48 horas en los cultivos de soja no tienen consecuencias pero 4 o más días pueden reducir la población de plantas y eventualmente los rendimientos.
Con inundación durante tres días en etapas tempranas (2-3 hojas) se reportan pérdidas del 20% en el rendimiento, atribuidas a una reducción en la población de plantas y un crecimiento restringido.
En etapas más avanzadas (V4 y R2), 48 horas de inundación provocaron una reducción de rendimiento del 40 y 55%, respectivamente.
Queda en evidencia que el cultivo es más tolerante al anegamiento durante estadios vegetativos que reproductivos, y que para evitar pérdidas de rendimiento, el agua debe ser removida en menos de 48 horas.
Las pérdidas de rendimiento son directamente proporcionales a la duración del periodo de anegamiento, registrando incremento de pérdidas del 20% cuando la duración del anegamiento pasó de 2 a 14 días.
Adicionalmente, las mermas de producción varían por la textura del suelo. Mientras que en suelos arenosos los rendimientos pueden no verse afectados hasta 4 días después de inundados, en suelos con mayor tenor de arcilla se observaron pérdidas a partir del segundo día.
Por otro lado, si bien todos los cultivares son afectados por el anegamiento, la magnitud del impacto es diferente, por tanto debemos de hablar de tolerancia al anegamiento de algunos materiales. En una experiencia se reportan pérdidas del 39% en los rendimientos para los más tolerantes y de hasta 77% para los más susceptibles.
La temperatura ambiente juega un rol central en la magnitud del daño. Las altas temperaturas hacen que las plantas consuman más rápidamente la energía acumulada y se reduzca el período de tolerancia a los excesos hídricos.
Algunos de los efectos indirectos del anegamiento sobre los rendimientos de soja son el incremento de la incidencia de enfermedades de raíz y la deficiencia de nitrógeno, por las razones antes expuestas.
ALGUNAS CONSIDERACIONES
Se puede especular con la menor afectación para los maíces de primera, que se encontraban en las últimas etapas del llenado de grano. Para éstos el problema en lo inmediato estará en los lotes que se destinen a forraje/silo, por la falta de piso para el picado. Los maíces en estado vegetativo sufrirán pérdidas que pueden variar de totales para los más atrasados hasta parciales por reducción de la población de plantas y retrasos en el crecimiento, que perdurará más allá de la inundación por lavado de N, si es que no se corrige.
Para el caso de los lotes de soja, a diferencia del maíz, los pronósticos más alentadores son para los cultivos en estado vegetativo, aunque seguramente sentirán el impacto por las pérdidas de plantas y los problemas de nodulación. Las sojas de segunda, implantadas inmediatamente antes de los anegamientos, tendrán pérdidas totales en una importante proporción.
En síntesis, dadas las condiciones registradas en el centro provincial, se deben esperar mermas de rendimiento en los lotes de maíz y soja, cuya cuantificación es imposible de evaluar dada la diversidad de escenarios que se presentan, en cuanto al grado de anegamiento y duración del mismo. Adicionalmente, los elementos que juegan negativamente en la región son la época del año, por las altas temperaturas registradas y la textura predominantemente fina de los suelos, que acorta los períodos de tolerancia al anegamiento.
Por Jorge Villar Ezcurra | INTA