Marcelo Carmona y Francisco Sautua, pertenecientes a la Cátedra de Fitopatología de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA), realizaron un detallado informe confirmando la reemergencia de la vieja enfermedad llamada “Carbón Volador”, que afecta a los cultivos de invierno, como el trigo y la cebada.
Si bien el problema de la reemergencia de esta enfermedad ya han ocurrido en Australia, Francia y Reino Unido durante los últimos años, los especialistas señalan que “en general, la enfermedad parece visualmente mucho más grave de lo que realmente es. Las pérdidas están directamente relacionadas con el porcentaje de espigas carbonudas en el campo. Por ejemplo, 1% de espigas carbonudas (1 espiga cada 100 espigas muestreadas) representaría un 1% de disminución del rendimiento”.
“La Infección por ‘Ustilago nuda’ permanece invisible en una semilla aparentemente sana hasta que emerge la espiga (infección asintomática). Cuando la semilla infectada germina, el hongo crece internamente a través de la planta sin ningún síntoma y luego se desarrolla en la espiga. Si no se realiza el test de observación de embriones en semillas, no se podrá saber el porcentaje de infección de carbón a la hora de la siembra, y se deben examinar al menos 2000 embriones”, marcan los fitopatólogos que realizaron el trabajo para BASF.
En relación al contagio, el informe explica que “las esporas de espigas enfermas pueden infectar más frecuentemente a las espigas en floración sanas que estén aproximadamente hasta 5-8 m de distancia. La diseminación a grandes distancias es, principalmente, a través de las semillas infectadas“.
Una advertencia importante del estudio es que “existen variedades más susceptibles que otras“, y completa: “El mejoramiento vegetal no prioriza a esta enfermedad como objetivo, sino que, selecciona genotipos para otras enfermedades. Las variedades con un tiempo de floración más largo o con mayor tasa de aparición de macollos/espigas, pueden ser más susceptibles a la infección al prolongar el periodo de infección.
Formas de control
“El carbón es una enfermedad de fácil control químico en semilla, logrando altos porcentajes de control (80-100%) según el nivel de infección en semilla y fungicidas utilizados. El fungicida sistémico es el único que podría llegar hacia el embrión. Cuanto más elevado sea el porcentaje de infección, menor será la eficiencia de control y, contrariamente, cuanto menor sea la incidencia mayor será la posibilidad de eliminar el inóculo“, amplían Carmona y Sautua en el trabajo que realizaron para BASF.
Otro mecanismo de control eficiente para el control de la enfermedad es “lograr la correcta uniformidad y homogeneidad del ‘curasemilla’ sobre la superficie de la semilla al realizar el tratamiento“.