Muchas veces se piensa que en un ambiente restrictivo para la producción de maíz no se deben tener en cuenta muchas decisiones de manejo, ya que aportan en menor proporción a la generación del rendimiento que el clima.
Justamente en años donde se espera menor producción, es donde la agronomía deberá aumentar la eficiencia, atentos a cuidar, mantener y maximizar la producción potencial que tenemos en nuestros lotes.
El tercer período consecutivo en contexto de fase ENOS en Niña, ha generado que gran porcentaje de las hectáreas de Argentina previstas para fechas tempranas no estén implantadas. O bien lo estén haciendo recién ahora, pasando muchas de ellas a ser sembradas de manera tardía. Otras, inclusive, hasta han cambiado su cultivo.
Más maíz tardío
Según diferentes estimaciones (1,2,4) aproximadamente el 80 % del maíz se estará sembrando de manera tardía, marcando un registro histórico. También se espera que disminuya la proporción de hectáreas del cultivo de soja, a favor del aumento del área a sembrar con maíz debido a la mayor estabilidad de rendimiento de este último vs soja en siembras tardías.
“La variación de la fecha de siembra modifica las condiciones ambientales a las que se ve expuesto el cultivo”, dice Lucrecia Couretot, especialista del INTA Pergamino y autora de este artículo, junto a otros especialistas.
Diferentes trabajos, muestran que a pesar de la fase ENOS por la que se está pasando, en la mayoría de las regiones de Argentina, si se siembra tarde existen altas probabilidades de escapar a las restricciones de humedad de los primeros meses de implantación. “Esto permite al mismo tiempo, hacer coincidir las etapas reproductivas con condiciones
ambientales propicias para los cultivos, pero también conducentes para muchas enfermedades”, dicen los profesionales.
Un cambio de fase
Los pronósticos climáticos avizoran un cambio en las fases pasando de características de Niña a Neutro para los meses de febrero, marzo y abril. Por lo que, de darse, se esperarían condiciones ambientales distintas a las actuales siendo, seguramente, muy heterogéneas en su cuantía por lo que se deberá estar muy cerca de cada lote para tomar decisiones acertadas.
En este contexto, se estará sembrando con algunas características a tener en cuenta.
i) poca recarga de humedad en el perfil,
ii) siembra de los dos cultivos de manera más tardía a lo habitual en muchas zonas,
iii) mayor proporción de maíz, pudiendo aumentar las situaciones de maíz sobre maíz,
iv) utilización de genética seleccionada para fechas de siembra temprana, o con perfiles sanitarios posicionados para condiciones climáticas menos exigentes que las de siembra tardía o desconocidos.
Pero también fertilización heterogénea por problemas logísticos y de precios, y condiciones climáticas muy variables por regiones.
Preguntas que todos nos hacemos
Así, en cuanto al desarrollo de enfermedades, se deberá pensar y preguntarse:
– ¿Cómo modificarán su desarrollo con este período seco? ¿cómo lo harán si mejoran las
condiciones en los próximos meses?
– ¿Cómo puede influir el cultivo antecesor?
– ¿Qué sabemos y que no de su perfil sanitario?
– ¿Cómo influye el cambio de fecha de siembra y/o densidad?
– ¿Cuándo y cómo realizar su monitoreo?
– ¿Es lo mismo el área foliar a cuidar cuándo hay o hubo períodos de estrés?
– y si hay interacciones, por ejemplo, con mayor presión de insectos: ¿las decisiones a tomar serán las mismas?
Todas estas preguntas, y algunas más, son las que estamos recibiendo y las que pueden generar dudas en las decisiones de manejo de enfermedades.
Entonces, ¿qué podemos hacer? Principalmente estar conscientes de la situación, saber que se debe estar cerca de cada lote y poner énfasis en el criterio técnico para tomar decisiones de manejo a tiempo. (fuente El ABC Rural)