Ariel Faberi, de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) describió que una de las herramientas principales que el productor debería tener a mano para el control de roya en trigo es la elección de la variedad con un perfil sanitario óptimo. «Hoy en día, entre el 60 y 70 por ciento de la superficie sembrada de trigo es susceptible a roya amarilla. Eso es porque el productor sigue seleccionando variedades según su potencial de rendimiento, que son justamente las que tienen peor comportamiento frente a roya», sintetizó.
El especialista puso especial énfasis en un manejo consciente del control químico: no reducir dosis, aplicaciones en el momento adecuado, monitorear los cultivos y utilización correcta de mezclas. Entre todas estas prácticas, la incorporación de fungicidas multisitio es otra herramienta de gran valor a la hora de combatir las fuentes de riesgos y peligros que pueden derivar en la generación de resistencias.
Allí se destaca Tridium, el fungicida multisitio de UPL para el cultivo de trigo que contiene azoxistrobina, tebuconazole y mancozeb. Este último elemento (del grupo de los ditiocarbamatos) es una de las claves del producto, ya que aporta seis puntos de control al mismo tiempo en la célula fúngica. Esto hace que se vuelva muy difícil la generación de mutaciones para el hongo y de esta manera se evita que se reporten casos de resistencia.