(Conexión Rural) La tecnología de inseminación bovina es una práctica cada vez más común en la producción intensiva pero, a partir de algunas malas experiencias, el médico veterinario Javier Confalonieri recomienda a sus colegas chequear el semen que se empleará, aunque provenga de un centro de inseminación especializado y de renombre.

“A mediados de junio hice un protocolo de sincronización para inseminación de tiempo fijo pero con proestros alargados; inseminé, descongelé, hice todo yo, y el semen lo mandaron desde un centro, y supuestamente el viajante lo fue a buscar y lo trajo hasta mi termo. Inseminé 31 vaquillas en esa oportunidad, para lo cual me enviaron 30 pajuelas, y en la restante use una que ya tenía de otro cliente, el semen era del mismo toro, pero esa muestra estaba en mi termo desde antes”, describió el profesional.
La sorpresa fue que las vaquillas inseminadas, que eran las que se despintaron de un protocolo J-Synch y entraron en celo y ovularon, en la ecografía salieron 30 vacías y una preñada.
“La preñada, fue la que inseminé con la pajuela que yo tenía de antes, esto me deja tranquilo que mi termo está bien. Con las 30 nuevas del centro, cero preñez. Reclamé y al centro no le importó en lo más mínimo”, se quejó Confalonieri.
En esta línea el especialista consideró que “estamos desamparados ante los errores ajenos y pagamos nosotros con nuestros clientes. Asumo mi error de no chequear el semen. Creí que era un centro confiable, pero son un desastre en su atención al cliente”.
Para tratar de dilucidar cuál fue la falla, el inseminador consultó distintas fuentes y todas consideraron que lo más probable es que “el canastillo estuvo fuera del termo mucho tiempo, o se lo ventiló. La cuestión es que desde que salió del centro hasta llegar a mi termo algo ocurrió con ese semen, por lo cual inseminé con un semen muerto o en muy mal estado que no preñó a ninguna vaca”.
Experiencia positiva
Confalonieri presentó en los últimos días los resultados de otra experiencia de inseminación que arrancó hace más de un año y que marca la relevancia de hacer bien las recrías de vaquillonas.
“Dos lotes separados por una semana, con protocolos de prolongación del proestro, 198 hembras en uno y 228 en el otro. Logramos 77,77% de preñez en el primero y 79,82% en el otro. Mismo inseminador, mismo termo de nitrógeno, mismo termo para descongelar pajuelas. Eso sí, diferente centro de inseminación. El CRB preña. El otro no, su semen me hizo sacar un 0% de preñez”, apuntó el profesional, para luego recomendar “chequeen el semen. La soberbia con la que actúan algunos centros es muy grande y se creen infalibles. Pero erran y feo. Chequeen”.