El elevado precio de los insumos importados tales como fertilizantes, herbicidas, insecticidas, aditivos, etc., y el alto precio de los comodities exportables tales como el grano de maíz (principal suplemento energético utilizado en las invernadas en nuestra zona), nos induce a reinstalar, en primer lugar, al alimento más barato y que mejor sabemos producir y manejar: el pasto. Los sistemas pastoriles con nulas o mínimas suplementaciones energéticas estratégicas en determinados momentos del ciclo, parecen ser, análisis de gestión mediante, las tecnologías que más se adecuan a este nuevo marco.
Por otro lado, esta vuelta a los sistemas más tradicionales de engorde, que nos alejan del corral y nos acercan al campo, nos pone en línea con el mensaje que queremos extrapolar al mundo: nuestras carnes tienen mucho menos nivel de colesterol que las originadas en los feedlots.
Ahora bien, los sistemas pastoriles con o sin suplementación estratégica, demandan, además de tecnologías de insumos, un elevado aporte de tecnologías de proceso. No hay dudas que el manejo de la dinámica de pasturas y pastizales en forma eficiente y racional, requiere mucho más conocimiento y experiencia que el que se necesita para llenar un comedero con una ración balanceada.
Damos a continuación algunas recomendaciones que creemos pueden ser de utilidad para las invernadas pastoriles en nuestra zona:
Si la base pastoril será un verdeo de invierno tipo avena o raigrás, trate de sembrarlo bien temprano (primer quincena de febrero), sobre un suelo bien trabajado, con un barbecho mecánico o químico no inferior a sesenta días.
Sobre pasturas, verdeos o campo natural de invierno de la zona, use el pastoreo rotativo con cambios de franja lo más frecuente posible, para facilitar el manejo del pasto.
Las suplementaciones energéticas (ej. maíz), realizadas en el otoño e invierno, incluso en bajas proporciones como el 0,5% del peso vivo, implican obtener ganancias de peso diarias de 800 gr a 1 kg, en lugar de los 400 “o” 500 gr que obtendríamos solo con el pasto.
Realice un esmerado seguimiento del pasto y del animal, cuidando que el remanente de las franjas comidas no sea inferior a 600 “o” 700 Kg/MS/Ha, y que el animal se vea tranquilo, que no camine demasiado y que se vea “adelantar”, midiendo con balanza o mediante apreciación visual.
Si va a realizar encierre nocturno, que sea con comida: grano o heno (de calidad), si es que éste forma parte de la dieta. Procure que los animales comiencen a pastorear a la mañana luego de levantada la helada.
Siempre tenga piquetes o potreros de “sacrificio” para el caso que se presenten excesos de precipitaciones que puedan implicar la pérdida de plantas por el pisoteo.
Una vez llegada la primavera, la pastura, verdeo o el campo natural de invierno de nuestra zona, esta con suficientes niveles de energía, proteína y minerales, como para brindarnos ganancias diarias superiores al kilo, de modo que en este momento se torna innecesaria la suplementación.
Si no tiene posibilidades de aumentar la carga en primavera, evalúe la estrategia de cerrar parte del lote para destinarlo a la henificación.
Si la base forrajera es avena, recuerde que esta planta semillada, es un excelente alimento para terminación sobre fin de año.
Siempre recuerde que usted es un productor de pasto y por consecuencia un productor de carne, de modo que es muy importante que produzca y maneje de la mejor forma posible el forraje, para volver más eficiente y rentable al sistema.
Hoy vemos varios establecimientos que para asegurarse tiempos y regularidad de épocas de venta están desarrollando estos sistemas de producción, pero con una terminación a corral de 60 a 80 días. (por Jorge Ignacio Ripodas, fuente Noticias Agropecuarias)