Mauricio Macri y Daniel Scioli se cruzaron ayer en el debate final antes de las elecciones, con chicanas, golpes duros y bastantes frases hechas, en el que cada uno se mantuvo en la postura que había ido a mostrar. Los dos esquivaron las preguntas incómodas y se concentraron en fortalecer la idea que llevaron desde el comienzo. Ambos se dieron por ganadores o, a lo sumo, creían que habían terminado en un empate. Macri se quedó con el primer bloque, mientras que a Scioli se lo veía incómodo y nervioso. Recién se recuperó tras la primera pausa, a mitad del debate, y logró finalmente consolidar el eje discursivo que había preparado en la previa. Ambos insistieron en lo mismo: el candidato del Frente para la Victoria, remarcando que lo que su contrincante se proponía era un feroz ajuste, y su contrincante, en pegarlo cada vez que pudo a los 12 años de kirchnerismo.
Macri, que por sorteo abrió el debate, fue durísimo con Scioli. Fue la primera sorpresa de la noche, cuando se preveía que, por ser hoy el favorito en las encuestas, no estaba obligado a arriesgar demasiado. «Daniel, en qué te has transformado… parecés un panelista de 6,7,8», se burló, lo que despertó risas en el auditorio del salón de actos de la Facultad de Derecho de la UBA, que tenía prohibido cualquier tipo de expresión. Por supuesto, desde el comienzo Macri le había enrostrado su ausencia en el debate anterior. Siempre lo llamó Daniel, nunca Scioli.
El gobernador bonaerense, más dubitativo en el bloque inicial, intentó despegarse de Cristina Kirchner y su gobierno, lugar al que sistemáticamente lo llevó su rival. «Te escucho hace varios días decir que los argentinos tienen miedo. Los que están gobernando son los que tienen miedo porque han abusado del poder. Nosotros estamos felices, yo te pido… No hagas de vocero mío; hablá de sus temas», lo retó el jefe de la ciudad, cuando Scioli había comenzado haciendo alusión al «ajuste» que se vendría en la economía si Macri ganara las elecciones.
La gran diferencia del debate anterior fue que se permitieron las repreguntas, aunque no los cruces espontáneos, lo que le quitó dinámica a la discusión. Cada uno podía hacerle dos preguntas a su rival, pero como el otro no podía intervenir hasta que no terminara de hablar quien estaba preguntando, los dos pudieron esquivar con bastante facilidad cada cuestionamiento incómodo.
«No he hablado nunca de ajustar. Ustedes son los que han ajustado. Hace cuatro años que no crecemos», asestó Macri ya fuera de tiempo. Intervino Marcelo Bonelli, uno de los moderadores de ese bloque en el que se debatía sobre economía. Luis Novaresio fue el segundo, y Rodolfo Barili, el presentador.
«Lamentablemente no contestó la pregunta que le planteé. Es obvio que busca una brusca devaluación. Es coherente Macri. Se opuso a la estatización de las AFJP, de YPF, de Aerolíneas, fue de los primeros en salir a decir que había que pagarles a los fondos buitres», insistió Scioli, que también recibió un reto por pasarse de los minutos para hablar. Fue algo que el gobernador hizo constantemente, un detalle en el que, coincidían sciolistas y macristas, lo hacía parecer nervioso.
En ese momento, Macri abusaba de la confianza y tiraba chicana tras chicana, un perfil poco habitual que cambió radicalmente a partir del corte comercial. Por recomendación de su equipo, encabezado por Marcos Peña y Jaime Durán Barba, volvió con un tono moderado y reforzó las propuestas. Antes lo había tratado a Scioli de «mentiroso» y «cínico». «Vos sabes quién fue el gobierno que más devaluó. ¿Por qué no te preocupaste antes? Tu planteo es cínico. Ustedes son un peligro, esta gente es mala. Es oscura. Daniel, los números no cierran… ¿creés que la gente es tonta?», abundó Macri, en su táctica más agresiva. Enseguida vinculó a Scioli con Carlos Zannini, Milagro Sala, Axel Kicillof y Máximo Kirchner. «No pierda su tiempo en debatir con un gobierno que termina el 10 de diciembre», se despegó el candidato del Gobierno. Quien lo asistía tras de cámaras, además de Alberto Pérez y su equipo de comunicación, era el propio Zannini.
El momento más destacado de Scioli, que pasó una primera parte acorralado por su rival, llegó con la temática sobre seguridad. «Si todavía no pudiste resolver el tema de los trapitos… ¿en serio creés que la gente te va a creer que vas a poder resolver el narcotráfico?», lo cruzó Scioli, en la primera jugada de impacto que logró cuando ya el reloj se había comido más de la mitad del debate.
Hacia el final, Macri retomó el camino más pastoral que usó en la campaña. A Scioli le tocó el cierre y volvió sobre el ajuste que supondría un gobierno de su rival.
Los dos se despidieron con un apretón de manos y un beso, junto a Karina Rabolini y Juliana Awada. El debate llegaba a su fin y comenzaba otro: quién había salido favorecido.