Se acabó la era de los commodities

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Se acabó la era de los commodities: el gobierno argentino sigue actuando como en el mejor momento del auge de precios
La próxima gestión tendrá que desactivar una “bomba económica”.

El real brasileño llegó esta semana a 3,24 R$/u$s para acumular un depreciación del 22% en lo que va del presente año. Esa medida incrementa de manera notable la competitividad de las exportaciones brasileñas. Pero también encarece mucho las importaciones.

Veamos. Un importador brasileño que a fines del año pasado compraba leche en polvo entera argentina a 3500 u$s/tonelada pagaba unos 9300 reales. Y ahora –con el mismo valor FOB– debería desembolsar casi 11.370 reales. La industria láctea argentina puede bajar el valor FOB para mantener cuota de mercado o esperar que se caigan las órdenes de compra. En cualquiera de los dos escenarios ingresarán menos divisas a la economía local.

Brasil –una nación, recordemos, con una inflación anual del 7,7%– representa alrededor de un 20% de las exportaciones totales argentinas de bienes. Y la mitad de las ventas destinadas al mercado brasileño corresponden a vehículos ensamblados en el territorio argentino (que es el sector más comprometido en la coyuntura actual).

Hasta el primer semestre del año pasado siempre aparecía algún hecho circunstancial que disparaba los precios internacionales de los commodities agrícolas para acomodar las cuentas de la principal fuente generadora de divisas de la economía argentina: la agroindustria. Este año esa magia no se presentó: nos toca de lleno toda la furia del nuevo escenario global.

En lo que va del presente año las divisas ingresadas por exportaciones del complejo granario y oleaginoso, según datos de Ciara-CEC, suman 2337 millones de dólares versus 3203 millones en el mismo período de 2014. Tuvimos una década para armar un “Plan B”. Pero ahora no sólo no tenemos uno, sino que además debemos hacer frente un brutal déficit energético (el cual, si bien tiende a decrecer por efecto del bajo valor del petróleo, pone en el freezer los planes de inversión de la meca imaginaria de “Vaca Muerta”).

Esta semana el presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, aseguró que “el dólar (por el tipo de cambio nominal) está en un nivel adecuado”. Es evidente que –luego de la experiencia de comienzos de 2014– no tiene sentido alguno devaluar si antes no se implementa un plan de control de la inflación (que según el no-intervenido IPC San Luis, fue en el último año del 35,4%). Pero no es tan evidente la utilidad de hacer la plancha cuando todos los interruptores de la economía están en color rojo.

El mensaje es claro: la tarea de desactivar la bomba compuesta por una súper inflación, retraso cambiario y emisión descontrolada de pesos quedará en manos del próximo gobierno. La lógica política de esa estrategia es tan impecable como implacable. En el medio de la misma están todos los argentinos.

Ezequiel Tambornini