En el marco del último panel del 3° Congreso Internacional de Maíz (CIM), se desarrolló en la Sala Syngenta el encuentro denominado “Clima: su rol en 2023 y predicciones para el resto de 2024”, moderado por Matías Longoni, de Bichos de Campo.
El periodista brindó disparadores para que Eduardo Sierra, ingeniero agrónomo y especialista en agroclimatología, y Leonardo de Benedictis, meteorólogo, respondan según su expertise.
Al ser consultados sobre la llegada de La Niña, De Benedictis advirtió que hay pronósticos que hacen vislumbrar un fenómeno con poca intensidad y debilitado. A ello, Sierra agregó que será moderado por la suma de vientos polares y enfriamientos, entre otros factores.
El debate siguió por la conveniencia de sembrar maíz. Fue el ingeniero agrónomo quien explicó: “Si Santa Rosa cumple según las expectativas, tendremos una Niña buena. Pero si viene debilitada, habrá más incertidumbre. En la zona centro llovió menos, mientras que en el norte este invierno cayeron más precipitaciones que habitualmente”.
Sus dichos estuvieron sustentados por los del orador acompañante, que remarcó: “No hay mucho margen de maniobra. No hay pronósticos de grandes precipitaciones ni lluvias generalizadas, sino lo contrario. El desafío del productor dependerá de la región en que se ubiquen”.
Maíz: ¿siembra temprana o siembra tardía?
Matías Longoni introdujo la consulta que primero fue despejada por de Benedictis. “Hay más que un desafío climático. Es un desafío biológico. Al mirar lo climático, más de uno esperará la tormenta de Santa Rosa para sembrar. Según la historia, en campañas Niña hay cultivos más tardíos, con más estabilidad y a la espera de la acumulación de lluvia y humedad de la primavera. Al pensar en la chicharrita, tal vez sea conveniente adelantarse, pero la condición climática no dice lo mismo”, sentenció.
En sintonía y con el apoyo de filminas, Sierra añadió que “es una decisión difícil y que dependerá de
cada región, pero en la Pampeana no se ve una conveniencia en la implantación de maíz tardío”.
Para cerrar el panel, el moderador dejó sobre la mesa otro debate: ¿se acabará el mundo con el cambio climático? Eduardo Sierra planteó un panorama preocupante. “En la década del 60, con menos humedad sobre Buenos Aires, teníamos grandes rendimientos por el trabajo que se había hecho 30 años antes. Ahora estamos volviendo a aquel ambiente en materia climática. Parece difícil sostener lo que hay, pero sí se puede trabajar en perder lo menos posible”, reflexionó.
“No se termina el mundo porque lo que hacemos es adaptarnos. Aparecen nuevas semillas por la tecnología y es por eso que seguimos teniendo rendimiento. Si hoy sembráramos semillas de hace 20 años, seguramente no tendríamos rendimiento. El cambio climático nos plantea un desafío para seguir innovando en tecnología”, cerró un optimista De Benedictis.(Noticias Agropecuarias)