Se espera un récord mundial en la producción de trigo

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Las previsiones de superficie dedicada a los cereales y oleaginosas alcanzarían algo más de 1.000 millones de hectáreas con una oferta final del orden de 3.630 millones de toneladas, de las cuales el 78% corresponderían a cereales.

El trigo no es la excepción, habiéndose sembrado un área total de 222 millones de hectáreas con una proyección de producción cercana a 795 millones de toneladas, ambas variables también récord.

El crecimiento de la producción en este ciclo es compensado con creces por el aumento del consumo, lo cual se traduce en existencias finales menores al ciclo anterior, equivalentes al 15% de la demanda, o bien el equivalente a solo 56 días de utilización (obviamente sin considerar las reservas en China, debido a que son muy abultadas y no tienen relevancia en el análisis del mercado, debido a su condición de importador neto), lo cual permite inferir precios sostenidos en el tiempo.

La mejora, es producto de un incremento en la producción de Estados Unidos (a pesar de su apuesta a seguir creciendo en soja y maíz), Australia, Canadá y Argentina; parcialmente neutralizado por las mermas en la Unión Europea y Rusia, en ambos casos como consecuencia de la intensa sequía que tuvo efectos negativos en el nivel de rendimientos medios.

Este último, líder en cuanto a las exportaciones mundiales, vio reducida su oferta en mas 10 millones de toneladas, que impactaron en sus envíos al exterior en forma significativa.

Por este motivo, las autoridades rusas decidieron limitar los embarques, e incrementar los derechos de exportación (impuesto variable en dólares por tonelada) a fin de evitar incrementos en los precios internos, algo de lo cual los argentinos tenemos tristemente memoria.

a seca en Europa, que redujo en forma conjunta (UE27+Rusia) las exportaciones en mas de 15 millones de toneladas, cuando la contracción del comercio entre años fue de solo 5.6 millones de toneladas.

Esto genera entre los operadores cierto optimismo en cuanto a los precios a lo largo del ciclo, en especial considerando la posibilidad de una nueva reducción de área en Rusia y Ucrania por la prolongación de un clima hostil.

Localmente, existe cierta coincidencia entre los números del USDA y las expectativas de los estimadores privados (Bolsas, operadores etc.) con una producción menor a la prevista originariamente, en torno a los 18 millones de toneladas, con un saldo a exportar cercano a 12 millones de toneladas.

Ello implica un crecimiento de la oferta por segundo año consecutivo, luego de la severa sequia del 2022/23 que limitó la posibilidad de una buena cosecha, aunque lejos del ultimo récord del 2021/22 donde se alcanzaron 22.1 millones de toneladas.

Desde la óptica del aporte del trigo a la economía, se puede concluir que una exportación como la prevista, implica un ingreso de divisas en torno a los 3.000 millones de dólares considerando la materia prima y el producto elaborado (harina, etc.). 

En materia de derechos de exportación, el aporte es marginal considerando que la recaudación por ese concepto solo alcanza los 350 millones de dólares. De allí la importancia de comenzar a reducir y/o eliminar a la brevedad estos tributos tan regresivos, para incentivar una masiva siembra para el ciclo 2025/26.

En materia comercial, obviamente, los ojos están puestos como es costumbre en Brasil. Nuestro socio de Mercosur, espera una producción de algo mas de 8.5 mill/ton, de los cuales 3 mill/ton tendrán por destino la exportación como trigo forrajero, previéndose compras de alrededor de 5/6 mill/ton para mejorar la calidad de la oferta interna y satisfacer la demanda local.

Por razones, de proximidad, beneficios aduaneros y precios relativos, sin duda el mercado brasileño será abastecido por Argentina, lo cual este destino explica el 50% del saldo exportable esperado.

El resto se orientará en clara competencia con el resto de los orígenes a países africanos (Argelia, Marruecos, Nigeria, Kenia, Sudáfrica entre otros) y al Sudeste asiático en especial a Indonesia y Vietnam.

Normalmente, los embarques a estos últimos se concentran a salida de cosecha, debido a la menor oferta estacional del primer trimestre del año, y se suele realizar a precios mas bajos que los que suele pagar Brasil, donde intensifica sus compras sobre nuestro país en clara competencia con la molinería local. 

Por ello se puede concluir que los precios, algo deprimidos a cosecha, que fluctúan en torno a valores FOB del orden de 225/230 dol/ton puedan mejorar avanzado el ciclo.

El nivel de ventas declarado al exterior, es muy reducido para esta altura del año, solo 600 mil toneladas, lo que pone de manifiesto que muchos exportadores disponen aun de licencias para embarque no utilizadas del ciclo anterior, y aguardan a que se revierta la situación de márgenes negativos que presentan con los precios internos que oscilan en 200 dol/ton.

De allí que el nivel de compras en la actualidad sea limitado, con 3.4 mill/ton de las cuales solo el 60% tiene precio fijado. Ello es coincidente con los buenos precios del trigo a cosecha registrados en el mes de mayo pasado con valores cercanos a los 250 dol/ton.

Informe preparado por Gustavo López, consultor privado para Producir Conservando 

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