Se espera una Niña de baja intensidad para la cosecha gruesa

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Una “Niña de baja intensidad” condicionará la próxima cosecha gruesa de Argentina, advirtió el doctor en ciencias meteorológicas José Luis Aiello en su informe para la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

El sector ya “compró” una Niña y aparecieron las alarmas, pero además hay otros “forzantes” que determinan las lluvias en cada una de las regiones de Argentina.

En momentos de plena planificación y compras para el ciclo de granos gruesos 2020/21 y ante tantas confusiones frente al gran indicador de largo plazo que es el fenómeno Enso —Oscilación del Sur El Niño— es interesante volver sobre algunos conceptos y aclarar algunas dudas, consideró Aiello.

Al presente, el estado del Océano Pacífico es neutral. Los modelos nos muestran una tendencia hacia la instalación de una Niña de baja intensidad que estaría presente hacia septiembre próximo.

Esa Niña seguiría instalada hasta febrero y marzo del 2021, a partir de donde comenzaría a amortiguarse el enfriamiento. “O sea que vamos a transitar la cosecha gruesa bajo condiciones de Niña de baja intensidad”, dijo.

“Si bien la presencia de una Niña significa que el gran moderador climático no va a jugar a favor de Argentina, la real oferta de agua dependerá de los fenómenos regionales, los cuales no tienen que ver con el Pacífico”, indicó.

Aiello estimó que la Niña se asocia o impacta en forma negativa para los cultivos de la gruesa en Argentina, no para la fina. Pero, las anomalías o lo que se denomina tiempo extremo, determinará la real oferta de agua durante la gruesa.

“Por eso, debe trabajarse con escalas espaciales precisas que caractericen el nivel de riesgo zonal. Cada productor o empresa dedicada a la producción agrícola debería identificar sus periodos críticos. Desde el punto de vista climático, tiene que generar sus indicadores de riesgo para seguir trabajando en el ajuste de la siembra”, puntualizó.

Lista de compras

Por otra parte, en momentos en que las labores de cosecha llegan a su fin, se define la campaña 2019/20 y la mirada se comienza a posar en la planificación de la 2020/21 muchas empresas avanzan en las compras para la nueva campaña, pero el escenario de precios poco atractivos no permite cerrar ventas. ¿Que esperar de corto y como se posicionan las empresas en este entorno?, se preguntó Jeremias Battistoni. Analistas de AZ Group.

En el mundo el escenario se va transformando, la pandemia continúa generando incertidumbre y se estima una caída del 5% en el PBI global. Sin embargo, ciertos indicadores reflejan una lenta reactivación comercial. El mercado sigue de cerca el precio del petróleo, que en su recuperación arrastra a una canasta de productos, incluidos productos agrícolas. En este contexto, EEUU concluye implantación de los cultivos de verano y estima producción record.

Respecto el maíz, la campaña 2020/21 se presenta con niveles mundiales de producción récord. En EEUU concluyó la siembra, las condiciones ambientales son favorables, la condición de los cultivos se ubica encima de los promedios históricos y la perspectiva de producción alcanza las 406 millones de toneladas. Con este volumen, los stocks finales ascenderían a 84 millones de toneladas un 60% por encima los datos de la campaña 2019/20.

En este escenario, las perspectivas de precio no son favorables. Los fondos especulativos en Chicago se posicionan vendidos en su posición neta en 38 millones de toneladas (acercándose a niveles record). Por delante restan los meses de julio y agosto, en los que el clima definirá el potencial de rinde en EEUU. En estos meses el mercado se vuelve más volátil. La fuerte posición vendida de los fondos puede generar reacciones alcistas en los precios. Las empresas deberán estar atentas durante julio a esta volatilidad, intentando captar mejoras de precio que se reflejen la las posiciones cosecha del mercado local. “Habrá que tener en cuenta que, con estos volúmenes de producción mundial, el escenario de precios no es alentador y las alzas pueden no reflejar un cambio en la tendencia de largo plazo”, indicó el analista.

En lo local las necesidades de la exportación se continúan reflejando en los precios. En un momento del año donde históricamente vemos descuentos sobre capacidad de pago, el mercado a término refleja unos u$s 6 por tonelada sobre el FAS teórico. El sostén de estos premios refleja la fuerte actividad de la exportación, las ventas al exterior se encuentran adelantadas respecto a la campaña pasada y en línea con los volúmenes de compra. Los volúmenes de exportación publicados por Indec se ubican en niveles record para la fecha. De continuar esta tendencia, el mercado local puede presentar un balance final ajustado y reflejar alzas sobre fin de año. De corto, la presión de cosecha de la safrinha brasilera y la cosecha de los maíces tardíos en argentina ponen un freno sobre los precios del disponible.

El escenario para la soja presenta algunas oportunidades. Los precios internacionales mejoran de la mano de la reactivación comercial. Brasil abandona los meses de mayor volumen de oferta y China mantiene activa la demanda. Las ventas semanales de EEUU también se ubican por encima de los promedios. Estos dos factores dan sostén a los valores internacionales de corto. Pensando en la nueva campaña 2020/21, EEUU va concluyendo las labores de implantación. Así como en maíz, las perspectivas productivas son alentadoras y se estiman 112 mill. de t. de producción. La diferencia con el cereal son los stocks finales proyectados. Si bien los niveles de producción se recuperan respecto al año pasado, los stocks finales se recortan a 11 millones de toneladas. A misma fecha del año pasado estos se estimaban 28 millones de toneladas, lo que representa un cambio en el potencial de precios. Aún resta el climático americano y con estos números las definiciones de Sudamérica para la próxima campaña tendrán aún más peso.