La calidad de siembra es la base del rendimiento futuro que alcance el cultivo, especialmente cuando se trata del maíz.
Uno de los puntos esenciales es el manejo espacial del cultivo, que tiene como principal variable a la singulación.
Esta cuestión es de suma importancia en la siembra, que influye en el rinde, se genera en el dosificador y en la colocación de la semilla en cada alvéolo.
Si en cada alvéolo se ubica una semilla, la singulación es del 100% y representa la situación ideal para la implantación.
Si no es así, se presentan los errores de singulación por fallas y dobles.
Atención
“El maíz es un cultivo altamente sensible”, alerta Mariano Formoso, socio de Agro Era, una distribuidora de Precisión Planting en Argentina.
“La planta de maíz debe tener una tasa de crecimiento de 4 gramos por planta por día durante floración y la calidad de siembra impacta en la tasa de crecimiento”, agrega.
El técnico menciona una evaluación realizada sobre 375 sembradoras en todo el país y concluye que con una singulación del 92% se están perdiendo 520 kilos/hectárea.
Del total del relevamiento surge que el coeficiente de variación es del 33,7%, con un 86% de nacimiento.
Cuidados
El espaciamiento y la uniformidad temporal (profundidad con la que se siembra la semilla) también impactan en el desarrollo del cultivo.
“Una buena calidad de siembra no está ligada a una marca. Hay que prestar atención a lo que hacemos en el momento de la siembra”, asevera Formoso.
“Esos errores no se corrigen más. Lotes mal sembrados pierden un 20% de potencial de rendimiento y 2.000 kilos/hectárea por no sembrar bien es un montón”, dice Formoso. (fuente MAQUINAC)