De acuerdo a las mediciones realizadas por el Sistema de Información sobre Sequías para el Sur de Sudamérica (SISSA), cerca del 50% del territorio nacional se encuentra bajo diferentes grados de sequía. Esta situación, en términos de stock ganadero involucraría al 80% de los 54,4 millones de cabezas que componen el rodeo nacional.
Vale mencionar que las categorías de sequía que utiliza el SISSA para su monitoreo se calculan en base a percentiles de precipitación acumulada
tomando como período de referencia los 35 años. Si bien en la última semana hubo lluvias en varias zonas, el escenario sigue siendo duro, más aún en el norte del país.
Ocurre que para algunas zonas del noroeste argentino se trata del tercer período consecutivo de seca, por lo que no solo el déficit acumulado es lo que actualmente golpea severamente a estas provincias. Sino también la prolongación en el tiempo es lo que actualmente está generando la mayor
severidad.
Cursos de agua agotados
Esto hace que muchos cursos de agua, ríos, arroyos y lagunas que normalmente abastecen las aguadas naturales de estos campos se hayan ido secando por completo provocando un incremento acelerado de la mortandad de hacienda en esas zonas.
Actualmente las provincias con mayor proporción bajo situación crítica- esto es sequía ‘extrema’ a ‘excepcional’- son Chaco (58%), Salta (46%), Santiago del Estero (37%), Formosa (33%) y Jujuy (23%) contra un promedio del 12,5% a nivel nacional.
Sin embargo, si ampliamos el análisis al área que se encuentra bajo condición de sequía ‘severa’, se incorporan provincias del área central como Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires con más del 50% del territorio
provincial afectado.
En efecto, son precisamente estas provincias del área central -sumada también Córdoba- las que concentran el 65% del rodeo nacional y su evolución resulta determinante en índices como, como preñez, destete o incluso mortandad, a nivel país.
Pérdida que duele
En concreto, según el Rosgan, a nivel nacional prácticamente la mitad del
stock ganadero (48%) se encuentra en áreas afectadas por la sequía, lo que representa unos 26 millones de cabezas bajo riesgo.
Los efectos que dejará esta seca aun resultan muy difíciles de calcular puesto que esta fase climática aún no se ha dado por concluida. En efecto, en uno de los últimos informes GEA (Guía Estratégica para el Agro) de la Bolsa de Comercio de Rosario se menciona que el calentamiento de las aguas del Océano Pacífico está yendo a un ritmo más lento que lo que se proyectaba.
La predicción que integra los 12 de los modelos más consultados del mundo muestra aun para febrero y marzo lluvias inferiores a lo normal en Argentina, algo que estaría posponiendo el escenario de recuperación de reservas previsto inicialmente para febrero.
Escasez de reservas
Lamentablemente, ante este escenario de escasez generalizada de recursos forrajeros, la forma de minimizar la mortandad de animales, especialmente de las vacas recién paridas, es anticipar los destetes, impacto que se podría estimar en unos 20 a 30 kilos menos por ternero logrado.
Otra de las vías para intentar acotar la perdida es enviar a faena toda la
hacienda flaca con escasa posibilidad de supervivencia, algo que también reduce la cantidad de kilos de carne que se estarían dejando de incorporar.
Por tanto, cualquiera sea el paliativo que intente aplicarse ante esta desesperante situación, el impacto a nivel productivo resulta inevitable con daños que se irán ponderando a medida que esta hacienda vaya
llegando al mercado, tanto en el corto como en el mediano y largo plazo. (fuente El ABC Rural)