miércoles, septiembre 18, 2024
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Soja 4 G: más granos por vaina para elevar rendimientos

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Una vez más, un equipo de investigadores locales puso en evidencia la importancia económica de apostar a la inversión en ciencia y tecnología. Especialistas del Conicet en el Laboratorio de Ecocisiología Vegetal (Lefive) del Instituto de Investigaciones en Ciencias Agrarias de Rosario (Iicar, Conicet -UNR) lograron desarrollar una línea de soja que produce un 60% de sus vainas con cuatro semillas. Esto tiene un impacto potencial de rendimiento de entre el 5% y 15%.

El equipo está liderado por la investigadora Julieta Bianchi e involucra la vinculación con el sector privado. En el marco del proyecto tecnológico se firmó un convenio de investigación y desarrollo entre el Conicet , la Universidad Nacional de Rosario y GDM Argentina SA, una empresa especializada en genética vegetal que tiene a Don Mario semillas como su marca insignia.

Las variedades comerciales actuales de soja, en las que predominan las vainas de tres semillas, producen menos de un 7% de vainas con cuatro granos. “Lo que hicimos fue aumentar la cantidad de vainas de cuatro semillas, lo que aumenta el número de granos por planta y a nivel cultivo”, explicó Bianchi al programa radial La Banda Cambiaria. Y señaló que, como el rendimiento depende del número de semillas y del peso, al aumentar el número de semillas se puede incrementar el rendimiento potencial del cultivo”.

Si bien se mostró cautelosa en las proyecciones, la investigadora estimó que el rendimiento del cultivo de soja podría incrementarse, dependiendo de las condiciones, entre un 5% y 15%. “Es un desafío grande que nos planteamos”, subrayó.

El convenio con GDM tiene el propósito de incorporar la característica obtenida a una línea comercial de soja. El laboratorio de ecofisiología vegetal del Iicar, cuenta con una línea de soja de alto porcentaje de vainas de cuatro semillas inscripta en el Registro Nacional de la Propiedad de Cultivares del Instituto Nacional de Semillas con el nombre de “Tango 4S”. El siguiente paso, ya en un futuro acuerdo, será llevarla a distintas empresas”, agregó la científica.

El proyecto se viene trabajando desde hace varios años. “Lo iniciamos más o menos en el 2012, en el marco de mi doctorado dirigida por el ingeniero agrónomo Eligio Morandi”, recordó Bianchi. Morandi, hoy fallecido, que dirigió el grupo de trabajo del Lefive durante 40 años, fue quien plantó la idea original. Hoy el director es el investigador del Conicet Juan Pablo Ortiz.

El proyecto nació mientras Bianchi hacía el posdoctorado en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR. Se postuló entonces para ingresar a la Carrera del Investigador Científico y Tecnológico del Conicet (CIC) con un proyecto tecnológico. “En este tipo de proyecto, debe presentarse una empresa adoptante de la tecnología que se quiere desarrollar”, explicó.

El convenio con GDM

De allí la vinculación directa con el convenio firmado con GDM. “Ellos se presentaron como adoptantes de la tecnología, a través de Don Mario, de esa manera yo me pude postular con un proyecto que tiene ciertas diferencias respecto de lo que es un proyecto normal de ingreso a carrera, que en general tienen objetivos acotados y de corto plazo porque se renuevan todos los años”, precisó la investigadora.

La empresa colabora para que esta línea experimental pueda incorporarse a variedades comerciales y ver cómo es el rendimiento y cómo impacta finalmente. “Esta es una investigación que se llevó netamente adelante en el laboratorio de fisiología vegetal con fondos de nuestro grupo y en esta última parte la empresa está colaborando para poder llevarlo esta fase comercial”, agregó.

Paa comenzar la investigación, el equipo científico se planteó preguntas vinculadas a la estabilidad y heredabilidad de la característica deseada. Fundamentalmente, en qué medida las variaciones obtenidas en el porcentaje de vainas con cuatros semillas se debían a la genética y en qué a la influencia del ambiente.

Se estudiaron las bases fisiológicas, genéticas y moleculares asociadas a la característica, para después analizar cómo se manifestaba. “En general cuando uno trabaja con caracteres de rendimiento debe considerar que están muy influenciados por el ambiente”, describió Bianchi. Esto significa que en un año puede expresarse normalmente pero en otro no. Influye también si hay una deficiencia de nutrientes en el suelo. Sin embargo, la característica estudiada “mostró un alto grado de heredabilidad, es decir, de determinación genética, por lo cual se presentaba siempre”, indicó la investigadora.

“La soja tiene variabilidad para esta característica, no es que desarrollamos una variedad transgénica o que utilizamos edición genérica; tenemos un banco de germoplasma, con genotipos de soja de hace muchos años en el que almacenamos mucha diversidad, y dentro de toda esa diversidad tenemos materiales, empezamos a seleccionar y a hacer cruzamientos”, relató.

Investigación en la UNR y Conicet

A partir de esos cruzamientos se obtuvieron genotipos que tienen un alto porcentaje de fruto de cuatro semillas. Una característica que en el grupo de investigación, consideran “ambientalmente estable”. Es decir que se expresa en forma bastante independiente del ambiente de producción. “Obviamente que el rendimiento no solamente depende de los frutos de cuatro pero es una característica que, dentro de los componentes de rendimiento, es la que menos varía”, explicó Bianchi, quien detalló que “ la ventaja es que una vez que uno lo logra incorporar a variedades o a germoplasma nuevo, esa característica se manifiesta”.

Las estimaciones apuntan a que en un año y medio o dos años ya se obtengan líneas listas para empezar a hacer las pruebas a campo.

En el medio, los investigadores trabajan en “un momento complejo” para la actividad científica. “Hay una desfinanciamiento de la ciencia que nos afecta a todos, los subsidios están frenados e incluso hay investigadores del grupo que han ganado subsidios y que no pudieron cobrarlos”, puntualizó la científica, quien consideró que el apoyo del Estado es necesario para hacer investigación pero también resaltó la importancia de contar con apoyo del sector privado porque “la realidad es que muchas de las investigaciones que llevamos adelante tienen un impacto en el sector productivo”.

“El convenio firmado es un claro ejemplo de los resultados que puede traer la vinculación de la ciencia y la tecnología con la producción nacional”, afirma la científica, y concluyó: “Si bien nosotros tenemos muchas fortalezas en cuanto a la investigación y a cómo desarrollar ideas y llevarlas adelante, muchas veces trasladarlo al sistema productivo es más difícil, entonces contar con la colaboración de empresas es importante”. (fuente AgroClave)