David Hughes, de Argentrigo, analizó el mercado del trigo
A poco de haber comenzado la siembra de invierno de la campaña 2016/17, Syngenta llevó a cabo su 12º Simposio de Cereales, al que asistieron productores y técnicos de toda la región. En esta campaña hay expectativas renovadas para el trigo y la cebada, y la apuesta de la mayoría de los productores es seguir creciendo en cuanto a superficie de cereales. Esto invita a tratar de acercar el rendimiento real al rendimiento potencial. Según estiman diferentes organismos públicos y universidades, en muchas zonas se espera una gran recuperación de la superficie de trigo -cerca de un 30%-, y una baja del 12% de cebada, lo que resulta en un 20% de aumento de la superficie de cereales.
La primera presentación estuvo a cargo del Ing. Agr. Emilio Satorre, de FAUBA, quien disertó sobre tecnologías y las oportunidades para aumentar el rendimiento. “El aumento en la mejora de la productividad es de aproximadamente 30 kg/ha por año, aunque es menor que la de los años previos a los ‘90. La mayor tasa de crecimiento de rinde se dio en la zona centro oeste de Bs As. El 60% del rendimiento está explicado por factores que el productor no controla, como los climáticos, y el 40%, que es importante, se debe al manejo y componentes tecnológicos”. “El impacto de las tecnologías se incrementa en las zonas más productivas y se reduce en las zonas marginales, más expuestas a la variabilidad climática, aunque el manejo, la aplicación de tecnología específica para cada problema y el reconocimiento del ambiente permite quebrar las dificultades”.
A continuación, el Ing. David Hughes, de Argentrigo, explicó que “la demanda es la que tracciona la producción, hay que tener en claro a quién se le vende. Hay regiones en el mundo mayormente productoras y otras mayormente consumidoras de trigo. Un ejemplo es el de Argentina, que tiene un excedente, y Brasil, que es deficitario. Debemos pensar en otros mercados potenciales para cuidar y desarrollar las relaciones, como África y el resto de Sudamérica”.
Además, aclaró que todo trigo que se vende tiene determinadas características de calidad, que empieza con la genética del cultivo, y sigue con el manejo, tecnología, almacenamiento y cuidados. “Por debajo de 10,4% de proteína es muy difícil hacer pan, por lo que es importantísimo entender que no vendemos trigo sino un insumo para una industria que quiere producir harina todo el año. Debemos hacer un análisis para saber qué producto tenemos y vendérselo al que lo necesita. Se habla de cadena porque ésta sirve para “traccionar” desde la demanda y no para “empujar” los productos desde la oferta”, concluyó.