Tiende a normalizarse el clima, con perspectivas de un invierno muy severo

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Cobran protagonismo las perspectivas climáticas, sobre las cuales los productores tienen muchas dudas, después de la seguidilla de mandobles que han sufrido en los últimos años.

Se va terminando la cosecha de granos gruesos más larga de la historia y hay que tomar decisiones para el nuevo ciclo. El marco económico está bastante claro y, entonces, cobran protagonismo las perspectivas climáticas, sobre las cuales los productores tienen muchas dudas, después de la seguidilla de mandobles que han sufrido en los últimos años. Veamos qué dicen los especialistas.

«A fines de abril, El Niño se agotó porque las aguas cálidas superficiales del Pacífico ecuatorial se mezclaron con otras más frías que llegaron por debajo. Esta combinación determinó que la temperatura actual comience a asociarse a un escenario consistente con La Niña, pero para que oficialmente se defina como un fenómeno de esa naturaleza, las temperaturas deberían estar 1°5 C por debajo de lo normal por un periodo de tres meses. En ese tiempo, lo que sucede en las aguas se acopla a la atmósfera», dice Anthony Deane, titular de Weather Wise Argentina, una consultora dedicada a desarrollar pronósticos climáticos para la agricultura.

La realidad indicaría que La Niña ya está instalada en el mar y se debe esperar que su efecto se note en la atmósfera a partir de septiembre. En ese sentido, la National Oceanic and Atmospheric Administation de EE.UU. indica que hay un 75% de probabilidad de expresión del fenómeno durante 2016.

Mientras tanto, en esta época, en las zonas trigueras hay humedad suficiente para el cultivo. Además, Deane adelanta que habrá algunas lluvias de bajo milimetraje durante la estación invernal. Para la primavera, La Niña podría significar un comienzo de estación con lluvias menores a lo normal, con registros más abundantes pero erráticos a partir de octubre, que mantendrían esa modalidad en el verano.

Respecto de las temperaturas, el consultor anticipa un invierno muy frío, con posibilidad de heladas cada tres/cuatro días en la región pampeana Sur, hasta la tercera semana de agosto. «Las temperaturas de mayo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires fueron las más frías de los últimos 45 años y seguirán siendo bajas en junio, julio y agosto», hace notar el consultor.

«Las bajas temperaturas son consecuencia de cambios en los patrones climáticos. Estos sufrieron desplazamientos de sus lugares habituales en el globo terráqueo, lo que favoreció el ingreso de aire frío patagónico en Buenos Aires, La Pampa y en Córdoba, al desplazarse el aire cálido hacia el norte. La nubosidad frecuente y las persistentes lloviznas son un efecto residual de El Niño. Según Deane, recién en julio habrá sol pleno durante varios días seguidos.

Por su parte, el consultor Eduardo Sierra indicó que en las próximas semanas habrá tiempo más seco, que permitirá terminar con la cosecha de granos gruesos en la región pampeana. El panorama puede ser un poco menos tranquilo en Misiones y en Corrientes, donde todavía queda un foco de El Niño. «Entramos a la estación fría con perspectivas de tiempo más tranquilo que el del otoño», sintetiza Sierra. Y anticipa: «En la primavera se revertirá definitivamente el escenario climático y se desencadenarán los primeros síntomas de La Niña». El fenómeno podría provocar lluvias menores a lo normal y heladas tardías en la región pampeana, tormentas fuertes sobre Salta y Jujuy, y la continuidad del clima lluvioso en las provincias del Litoral.

Acerca de la intensidad del fenómeno, el analista lo califica como «suave», sin considerarlo muy peligroso en función de la gran disponibilidad hídrica actual en los suelos. Sí podría ser muy preocupante si hubiera otra Niña en 2017, por los efectos acumulativos.

Por Carlos Marín Moreno | Diario La Nación