¿Cuáles son los nuevos horizontes de la producción del trigo? Las estimaciones en torno a la campaña triguera ya toman forma, y en el marco del congreso “A Todo Trigo” que se realizó en Mar del Plata se presentaron las principales estadísticas del mercado: se esperan 6,15 millones de hectáreas sembradas y entre 17 y 20 millones de toneladas producidas.
En el marco del congreso, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires realizó el acto de lanzamiento de la campaña de granos finos y proyectó un área sembrada de 6.200.000 hectáreas y una producción final de 18.000.000 toneladas. Con cebada se sembrarían 1,3 millones de hectáreas y se cosecharían 5,1 millones de toneladas. Entre las dos producciones, el incremento es del 20% respecto de la campaña 2022-23.
El analista de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Ramiro Costa, explicó las razones que dan lugar al cambio de escenario: mejores precios internacionales, lluvias de abril que recargaron los perfiles de humedad del suelo, baja en los precios de los insumos (fertilizantes) y quita de impuestos a la importación de fertilizantes y agroquímicos. “El inicio de la nueva campaña fina se desarrolla en un panorama de incertidumbre, aunque marcado por recientes cambios positivos”, resumió.
El valor agregado de las cadenas de trigo y cebada se estima en u$s 3.698 millones, lo que representa un incremento de 24% respecto a la campaña anterior, equivalente a u$s 705 millones adicionales.
La incertidumbre viene dada principalmente por el clima: se espera “una primavera con un promedio menor de lluvias” mientras que los pronósticos internacionales proyectan la instalación del fenómeno La Niña. “Pero hoy el contexto climático se muestra favorable para encarar la siembra”, remarcó Costa.
En tanto, el escenario internacional en el que se desarrollará este nuevo ciclo estará marcado por las producciones de Rusia y de Estados Unidos (90 y 52 mill/tn respectivamente), con dudas por problemas de sequía.
El consultor Gustavo López consideró que, con sequía en países claves como Rusia y Estados Unidos, y con inundaciones de gran consideración en Brasil “la oferta global será relativamente limitada y la demanda sostenida, con una relación equilibrada entre el stock final y el consumo”.
López realizó especial hincapié en la reducción de costos dada por el cambio en la relación insumo producto, “que a la luz de la comparación de los últimos cinco años aparecen como muy atractivas”. También mencionó que Brasil, dada su situación, “incrementaría fuertemente sus compras esperadas en 5.5 a 6 millones de toneladas”.
“En este marco, no habría impedimentos para concretar las metas no logradas por limitaciones climáticas en la campaña anterior, que se ubicaban en torno a las 6,5 millones de hectáreas”, afirmó.
Esto conduciría a lograr una producción en torno a las 19 millones de toneladas, con exportaciones por 12 millones de toneladas y un consumo interno de 6,5 millones de toneladas. Los precios, sostuvo, son “muy atractivos”, con un FOB en origen de unos u$s 250.
“Sumando a los fletes, los impuestos, las tasas portuarias y demás llegamos a un componente de precio muy competitivo respecto del resto de los orígenes”, indicó.
Para López, “existen condiciones oportunas para sembrar trigo, tanto externas por ajuste de ofertas como internas por razones climáticas, precios esperados a cosecha, buenas relaciones insumo-producto y competencia con otros cultivos”, entre otras.
Roberto Fernández Aldúncin, Federico Bert y Gustavo Slafer, quienes exploraron las claves de esta campaña, las nuevas demandas y la importancia de generar una épica de la producción.
No obstante, este paradigma cambió y se reconfiguró la demanda de alimentos, con mayores requerimientos y exigencias. “Estamos en una época en la que no sólo importa el ‘cuánto’ sino el ‘qué’ y ‘cómo’ producimos”, reveló y argumentó que, aunque no les guste a muchos, esta nueva realidad abre oportunidades comerciales para quienes sean capaces de aprovechar la coyuntura. “Donde hay una necesidad nace una oportunidad de negocio, independientemente si estoy o no de acuerdo con esas demandas. La gente quiere orgánicos, exige huella de carbono, producción sustentable y alimentos de mascotas de extrema calidad”, detalló.
Para Bert, en la era del Agro 4.0, la tecnología es el gran ordenador de la vida y la ecología y la sustentabilidad van a tener un lugar preponderante. “Hay un nuevo escenario agroecológico impulsado por el cambio ambiental y climático. La sustentabilidad pasó a ser un eje central de la política y el sistema financiero internacional. En ese partido se define el futuro de gran parte de los argentinos”, remarcó.
Requerimientos
Este nuevo escenario configura nuevos requerimientos, regulaciones crecientes y mercados emergentes. Por eso hay que ofrecer productos nuevos, especializados o con otros procesos que se adecuen a los requerimientos de los mercados emergentes.
Gustavo Slafer (Icrea, España) realizó un análisis de la situación del trigo en el mundo en cuanto a la producción y la investigación. Para este académico, la importancia del trigo en el mundo es “descomunal” por su valor nutricional y destacó los “avances espectaculares” realizados en materia de rendimientos. “En los últimos años se han triplicado los rendimientos, hoy es muy difícil expandir el área agrícola y por eso hay un cambio enorme en la productividad”, explicó.
En este sentido, alertó que el trigo es un alimento crítico para la seguridad alimentaria. “Necesitamos aumentar la producción”. Y sostuvo la importancia de los insumos a la hora de maximizar e intensificar las producciones en áreas más limitadas, y sobre todo, la creciente relevancia de la aplicación de conocimientos. Para ellos es fundamental la inversión en investigación y desarrollo para obtener cultivares e insumos más eficientes.
Para el consultor Teo Zorraquín, esta campaña fina se desarrollará con un clima de negocios marcado por un resultado desparejo de la campaña 2023-2024; con la amenaza del clima y la chicharrita; con un pronóstico de año Niña para la próxima campaña; con los precios de los granos en alza y de los insumos a la baja, pero con los costos de fletes y labores subiendo en dólares, y con la discusión sobre el valor de los arrendamientos. En cuanto a la rentabilidad, calculó que la 2024-2025 estará en un promedio nacional del 13%, con u$s 100 por hectárea.
Jorge González Montaner (Aacrea – Consultor privado) señaló que habrá que estar finos con las tecnologías de procesos y buscar alternativas agronómicas que permitan explorar nichos comerciales más atractivos.
En lo que respecta a fertilización, reveló que ensayos realizados en las localidades del sudeste bonaerense muestran que aplicaciones particionadas de fósforo líquido generaron una respuesta productiva y económica muy superior a la correspondiente a fertilizaciones tradicionales tanto en trigo como en cebada. Además, remarcó no descuidar los niveles de nitrógeno en el suelo, sobre todo en años tan lluviosos como este, sobre todo en zonas de “lomas donde el nitrógeno se lava”, comentó.
Otro aspecto central en la próxima campaña será la elección de materiales con un buen perfil sanitario. “En la actualidad, el costo de una o dos aplicaciones de fungicidas representa una carga importante para los costos de los productores”, resaltó.
Para el investigador, en la próxima campaña será crucial el uso intensivo de tecnologías de procesos que permitan eficientizar al máximo el uso de los recursos disponibles. Uno de esos puntos claves es la fecha de siembra. “Al trigo hay que sembrarlo en junio, la siembra temprana es clave”, enfatizó. (fuente AgroClave)