Faltan muy pocos días para el comienzo de una nueva campaña agrícola y la gran novedad es que sembrar trigo ya no será una patriada.
Faltan muy pocos días para el comienzo de una nueva campaña agrícola y la gran novedad es que sembrar trigo ya no será una patriada. El área ocupada por el cereal pisó los mínimos históricos en los últimos años y ahora se espera un rebote impulsado por la nueva política agropecuaria. Pero en el campo, se sabe, nada es inmediato. Clarín Rural aprovechó el congreso A Todo Trigo, realizado por la Federación de Acopiadores la semana pasada en Mar del Plata, para medir las expectativas de los productores, analistas y técnicos respecto a la espiga.
PANORAMA OPTIMISTA
El primero en poner sobre la mesa un panorama optimista fue el analista Gustavo López, de la consultora Agritrend, quien proyectó un salto en el área sembrada de 3,4 a 4,8 millones de hectáreas, y un crecimiento de la producción de casi 50%, hasta las 15,3 millones de toneladas en la campaña 2016/17. Con ese volumen crecería el saldo exportable, una noticia positiva pero que abre interrogantes. A saber: los productores aun no están teniendo señales de precio suficientemente claras, los valores locales no se terminan de alinear con los internacionales y la industria no especifica qué calidad demandará.
Según explica López, “este año hay un stock inicial de trigo de 4 millones de toneladas, algo insólito que muestra las consecuencias de la falta de exportaciones”. Los embarques, según el analista, pueden pasar de 7,5 a 8,7 millones de toneladas, pero para esto será clave la reinserción en el mercado brasileño -donde la Argentina colocó solo 2,6 millones de toneladas en el último ciclo- y trabajar mucho en la calidad para achicar el spread de precios.
Al respecto, el brasileño Conrado Mariotti Neto, director de la Asociación Brasilera de la Industria del Trigo (Abitrigo), explicó que “Brasil le da cada vez más importancia a la calidad, porque el 54% del trigo es usado para panadería”.
Y Leandro Pierbattisti, analista de la Federación de Acopiadores, añadió que hoy en el trigo se exige cada vez más calidad por el ingreso de los países bálticos al mercado mundial. “El mínimo exigido es más alto. Si no se mejora la calidad será difícil acceder a las primas”, remarcó. Luego opinó que la Argentina debe privilegiar la proximidad geográfica a la hora de exportar. “En Sudamérica puede estar nuestra gran posibilidad, es un mercado de 14 millones de toneladas que tenemos en la palma de la mano”, dijo.
A su turno, el especialista Jorge González Montaner puso el foco en las decisiones técnicas que pueden mover la aguja de las empresas. “Para aumentar rendimiento y proteína juntas, en términos generales, si no están satisfechos con los niveles de proteína tienen que cambiar la genética. En cada zona hay materiales que se adaptan a las situaciones”, dijo. Y advirtió: “Ningún indicador es mejor que un buen agrónomo”.
El contexto para la siembra aun es incierto en muchas zonas que sufren excesos de humedad, como Entre Ríos y el norte de Buenos Aires, pero en el sudeste bonaerense, el principal bastión triguero, y en el oeste arenoso, la situación es óptima.
“El agua a la siembra es un estimador robusto del rendimiento alcanzable, y la situación hoy es muy buena -dijo el asesor CREA Gustavo Duarte-. Antes, la discusión era si se hacía trigo o no; ahora decimos que vamos a hacer trigo, pero la pregunta es cómo”.
En este escenario, el investigador Martín Díaz Zorita dijo: “Va a crecer un poco el área, pero más va a crecer la apuesta tecnológica. Hay una muy buena relación insumo producto para la aplicación de nitrógeno y fósforo, y el trigo es el cultivo que mejor responde a la fertilización”. Duarte coincidió, pero advirtió que el desfase que persiste entre los precios internacionales y los precios locales del trigo lleva a que no se gaste en fertilizante. “Hay que agregar que el uso de fungicidas pasó a ser una práctica difundida, con respuestas de 500 kilos por hectárea”, detalló.
Sean Cameron, productor triguero de Lobería, afirmó que este año hará un poco más de trigo, pero sin dejar de ponerle fichas a la cebada, que en los últimos años le dio buenos resultados. En cuanto a las variedades, afirmó que hará “un poco de todo”. Explicó, también, que “seguramente se fertilizará más. Venía siendo un desafío producir volumen con buen nivel de proteína”. Y agregó: “Este año, que se supone que será Niña y no tendremos anoxia por exceso de agua, y que no debería haber una primavera tan fresca, los volúmenes de producción no van a ser tan altos, por lo cual es probable que fertilizando mejor los trigos tengan un punto y medio más de proteína”.
Habrá que ver, entonces, si las primas por calidad son tan atractivas este año como lo fueron en la última campaña.
Al final, el gran beneficiado por el regreso del trigo será el suelo. Miguel Angel Taboada, director del Instituto de Suelos del INTA, remarcó los beneficios del cereal en el sistema.
Por Lucas Villamil | Clarín Rural