Uso de silo bolsa: Recomendaciones para lograr un almacenamiento seguro y eficiente

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silobolsa

La cosecha de la actual campaña gruesa de soja y maíz se desarrolla anticipando cifras muy alentadoras y marcando una tendencia hacia una producción récord. Ante este panorama, especialistas del INTA (Manfredi y Balcarce) recomiendan prestar especial atención en la etapa de poscosecha de granos, de manera que se facilite la toma de decisiones en estas labores y hacerlo con la mayor eficiencia para evitar pérdidas en calidad y cantidad.

En el actual contexto de alta producción concentrada en una brecha de tiempo de unos 60 días, el uso del silobolsa será la estrategia más empleada por los productores argentinos para solucionar al menos temporalmente, las cuestiones relacionadas a la logística de granos.

La hermeticidad del silobolsa, generalmente, es afectada por un cierre inapropiado en los extremos y por perforaciones en la cubierta de plástico. Por lo tanto, se debe prestar atención a las técnicas de cierre, evitar roturas durante el armado y el almacenamiento, y reparar inmediatamente las que puedan aparecer posteriormente.

La preparación del terreno determinará la base que permitirá lograr un buen armado de la bolsa. El suelo debe ser firme y parejo, preferentemente alto para evitar la acumulación de agua de lluvia. Para ello lo más aconsejable es repasar el suelo con una hoja niveladora, evitando el uso de rastra.

Es importante elegir el terreno de acuerdo a la orientación ideal de la bolsa, que debe ser Norte-Sur para permitir la uniformidad de la irradiación sobre la bolsa y reducir la posibilidad de migración de humedad.

Las interrupciones durante el llenado son las principales causas de la pérdida de uniformidad de la bolsa que se manifiesta en cada parada de máquina como un bache con mayor acumulación de aire debido a la menor presión de llenado. Eso facilita luego la condensación de agua por migración, especialmente cuando se almacenan granos húmedos. Por esto es imprescindible efectuar un adecuado frenado de la máquina durante el llenado y cada vez que se necesite se debe parar, utilizando el freno del tractor.

Para evitar la entrada de agua y aire es fundamental emplear algún método de cierre, como el termo sellado o cinta, diseñado especialmente para cierre de silobolsas. Una vez cerrado el extremo final, se debe hacer una zanja en el suelo y enterrar la punta de la bolsa, de manera que quede una terminación continua de la bolsa con el suelo, que permita el total escurrimiento del agua.

Es necesario asumir que se debe dedicar tiempo al cuidado de los silos. Mantener los alrededores limpios, montar un alambrado eléctrico de 4 hilos entre los 5 y 50 cm del suelo.

El control de calidad debe comenzar antes del llenado de la bolsa, extrayendo la mayor cantidad de muestras posible. Eso permitirá determinar correctamente el contenido de humedad previo al embolsado; en el caso de las bolsas ya armadas donde se desconozca la calidad inicial, se pueden realizar 2 tipos de control, uno es mediante el uso de calador, midiendo en todo el perfil del silo si hay alteración en la calidad, o la presencia de olores objetables (fermentación alcohólica que implica el comienzo de deterioro).

La periodicidad del control dependerá del estado del grano y de la bolsa, en caso de que el grano se encuentre seco y la bolsa no presente signos de roturas se debe muestrear cada 30 a 45 días.

Para aquellas bolsas donde se realizó un monitoreo durante la confección de las mismas, el muestreo debe realizarse en 2 ó 3 sitios si la calidad de los granos depositados a lo largo de toda la bolsa es similar, en caso contrario se debe muestrear en aquellos lugares donde se marcó como riesgosos.

Para las bolsas que no tengan ningún tipo de control previo, es necesario muestrear con mayor intensidad de puntos, teniendo especial atención en aquellas partes donde al golpear la bolsa se observa cierta “dureza” de la masa de granos.

La otra forma de controlar el estado de los granos almacenados es mediante el monitoreo con equipos de medición de CO2, que se basa en la baja permeabilidad de la bolsa plástica al pasaje de gases y en la respiración del grano asociada con los microorganismos, lo que produce un incremento en la concentración de CO2 y una reducción en la concentración de O2 sobre todo con grano húmedo, ya que estos producen mayor actividad biológica.

Para el caso de aquellas bolsas donde no se conozca la calidad inicial, se recomienda realizar mediciones a una distancia entre puntos no superior a 4 metros, con la mayor periodicidad posible para detectar zonas de alta tasa de incremento en la concentración de CO2. Si se detectan dichas condiciones se recomienda un calado para un posterior análisis de la muestra a fin de detectar el motivo de dicho incremento, y la planificación de la extracción del grano para evitar que se deteriore.

Durante la cosecha se debe tener en cuenta que el trato agresivo al grano provoca daños mecánicos que afectan el posterior manejo y la conservación. El tegumento del grano posee importantes funciones y protege a las estructuras internas contra choques u otros efectos abrasivos.

La humedad de almacenamiento segura es aquella que permite conservar los granos sin riesgo de desarrollo de hongos (contenido de humedad de equilibrio menor a 67 por ciento). Cuando el almacenamiento se realiza a altas temperaturas, la humedad de almacenamiento debería ser menor, considerando que el aumento de la temperatura y la humedad del grano reducen el tiempo de almacenaje seguro porque aceleran la pérdida de peso y calidad.

Si se compara con otros sistemas de almacenaje como silos o celdas la bolsa posee una baja relación volumen-superficie, esto produce que la temperatura del grano esté directamente asociada a la temperatura media del ambiente. Los principales agentes de deterioro del grano en la bolsa son los hongos, el efecto de la temperatura cobra importancia cuando la humedad del grano permite el desarrollo de estos microorganismos.

Autores: Ing. Agr. Diego M. Santa Juliana (santajuliana.diego@inta.gob.ar), de INTA Manfredi. Ing. Agr. Marcelo L. Cardoso (cardoso.marcelo@inta.gob.ar); Ing. Agr. Ricardo E. Bartosik (bartosik.ricardo@inta.gob.ar); Ing. Agr. Diego A. de la Torre (delatorre.diego@inta.gob.ar); Lic. en Cs. Biológicas María Bernadette Abadia (abadia.maria@inta.gob.ar), de INTA Balcarce. Técnicos pertenecientes al Módulo Poscosecha de Granos del INTA. Redacción y edición: Lic. Mauro Bianco Gaido (biancogaido.mauro@inta.gob.ar)