Evaluando el contexto actual, se puede ver que la ganadería continua afianzándose, manteniendo sus niveles de producción de carne, faena, consumo interno y exportación.
A niveles de indicadores como la relación entre el precio del ternero con respecto al novillo, ha pasado a ser 1.2 en lugar del frecuente 1.1, lo que demuestra la mayor demanda y el interés en posicionarse en terneros para la producción de carne y la mayor rentabilidad de la cría. Esta situación ha impulsado la vuelta de la ganadería en zonas donde la agricultura había tomado mayor protagonismo, e incluso incrementó sistemas mixtos diversificando el riesgo por su aporte de estabilidad de producción, impactando en mayores resultados económicos. Si de seguridad hablamos, es oportuno nombrar al sorgo como uno de los mayores protagonistas, ya que su gran estabilidad y su menor costo de producción colaboran con el incremento de la rentabilidad del sistema productivo ganadero.
En el marco del Congreso Virtual Maizar 4.0, el ingeniero Marcelo De León, de INTA Manfredi, presentó resultados sobre la utilización de silaje de sorgo en diferentes categorías como cría, recría y terminación. En INTA Manfredi, durante aproximadamente 10 años, se evaluó el sistema de cría con una carga de tres vientres por hectárea, alimentados con pastura de alfalfa y silo de sorgo producido en el 20% de la superficie. A su vez estos resultados fueron chequeados en campos de productores con ciertas limitaciones de suelos dando excelentes resultados económicos.
El modelo presentado en el congreso por el ingeniero, muestra un establecimiento de 100 has con alimentación del rodeo exclusivamente a base de sistemas pastoriles. La producción de las pasturas rendían 9.000 kg de ms / ha, con una utilización solamente del 50% de su productividad (4.500 kg de MS); la carga era de 1 vientre por hectárea, con índices de parición relativamente bajos del 60% y un peso de destete promedio de 160 kg. La productividad de este modelo resultaba en 96 kg de carne de ternero por hectárea. Considerando que la tasa de crecimiento promedio de las pasturas en primavera ronda los 50 kg de materia seca por hectárea por día y que cada vaca de cría come alrededor de 10 kg, vemos que queda un importante excedente de pastura de buena calidad sin ser utilizado y es necesario diferir pasturas para el invierno con la consecuente pérdida de calidad. Es por ello que el aumento de carga por hectárea con suplementación con silaje en invierno es una alternativa sumamente exitosa.
Partiendo de esta base, se introdujo la utilización de silaje de sorgo, el cual fue producido en el 15% de la superficie del establecimiento, que con su productividad de 18 t de ms/ha aporta 2.700 kg de materia seca por hectárea total a la dieta. Debido al aumento de reserva forrajera para el invierno, se pudo incrementar la carga animal instantánea por hectárea a dos vientres, logrando un mejor aprovechamiento del aporte forrajero de la pastura, pasando del 50% de utilización al 80% (6.100 kg de materia seca / ha), sumado a la mayor calidad por el momento óptimo de utilización. En total el forraje disponible por hectárea para la carga de dos animales fue de 8.800 kg de materia seca. Todo esto derivó en un aumento de los resultados productivos, logrando porcentaje de destete del 85/90% y pesos de destete entre 200 a 220 kg; logrando un rendimiento de 390 kg de carne de ternero por hectárea, con un diferencial de 300 kg adicionales,
en comparación con el modelo anterior. Traducido a dinero, el establecimiento de 100 hectáreas obtuvo un incremento del beneficio en $3.000.000 contra $600.000 de costo diferencial por producción de sorgo y confección de silo. Si bien el costo de producción aumentó, el diferencial de rendimiento económico lo superó ampliamente.
Otro ejemplo presentado por el ingeniero De León en el marco del congreso fue un establecimiento de 100 hectáreas en la zona templada de Córdoba. El mismo tiene un rodeo de 300 vacas de cría, alimentadas con pasturas consociadas de leguminosas y gramíneas, junto a pasturas templadas. Además se suministra silo de sorgo en el invierno, producido en 14 hectáreas del establecimiento. Este sistema le permite al productor tener una producción de 500 kilos de carne ternero por hectárea, como consecuencia de su alto porcentaje de destete del 86%. Como consecuencia de tener un sistema mixto de producción, se pudieron comparar los márgenes brutos de soja, maíz y sorgo para grano, los que resultaron inferiores con respecto al margen bruto de producción de terneros. En el caso de maíz para grano, sin contar los gastos de flete para su comercialización, el resultado fue igual al de producción de terneros, siendo de $50.000 en cada caso. En caso de ser considerado el gasto de comercialización del maíz, el margen bruto resultaría $20.000 inferior.
Otra de las categorías planteada en la exposición fue la recría de vaquillonas para la reposición, implícita en un rodeo destinado a la producción de terneros. Una mejora en la productividad de esta categoría también tiene un impacto directo en la rentabilidad del sistema. Considerando el requerimiento nutricional de las mismas, el cual implica aumentos moderados de pesos que van desde los 650 grs. por animal por día a los 750 grs., la utilización de un silo de sorgo con un adecuado biotipo según necesidades nutricionales asegura un crecimiento adecuado del animal, sin un engrasamiento, e impacta directamente en la disminución de los costos en comparación con un silo de maíz. Este último no solo tiene un mayor costo de producción, sino que a su vez, por su mayor nivel energético, genera un aumento del engrasamiento animal no recomendable en este tipo de categorías. Este sistema de nutrición en vaquillonas de recría puede ser aplicado en diferentes escalas de rodeos, obteniendo los mismos resultados.
Por último, De León se refirió a la utilización de silo para la categoría de terminación, las cuales requieren dietas de mayor calidad con mayor participación de grano en el silo. En este caso esa calidad puede ser lograda con sorgos de biotipo graníferos o bien directamente con la utilización de silo de maíz. Otra alternativa podría ser considerar un silo con una calidad media, como la utilizada en rodeos de recría de vaquillonas, pero con una suplementación o adición de grano a la dieta.
“Estamos preparados para hacer estos cambios nutricionales en este tipo de rodeos; asegurando las buenas prácticas, aplicando el conocimiento, la genética disponible de diversos biotipos de sorgos y el manejo para la correcta confección, conservación y suministro del silo. Es fundamental entender la necesidad de planificar cada tipo de silaje según el requerimiento del rodeo, las ventanas de producción y el riesgo de cada zona. Con ello cumpliremos con los tres pilares fundamentales de seguridad, productividad y beneficio económico”, cerró el ingeniero Marcelo De León, responsable del área de producción animal en INTA Manfredi. (fuente Infocampo)