Entre mayo último y junio de 2016 subió un 146,8% el ingreso respecto de un año atrás, según un informe del Ieral, de la Fundación Mediterránea.
Argenpork, el primer consorcio de exportación de carne de cerdo del país -que realizó su primer embarque a Rusia hace una semana- prevé una faena de unos 1600 cerdos mensuales durante los primeros tiempos de operación, con posibilidad de ampliarla ya sea por aportes de los socios actuales y/o por incorporaciones de nuevos integrantes.
Desde la empresa explicaron a LA NACION que esa faena arrojará aproximadamente 150 toneladas mensuales de productos destinados, en su mayoría, a la exportación. «El objetivo es desarrollar la exportación tanto en volumen como en diversidad de destinos, y ofreciendo toda la gama de productos de carnes congeladas», indicaron.
Un trabajo de Juan Manuel Garzón, del Ieral, indica que en comparación interanual la producción de carne de cerdo en el país creció, pero con desaceleración. Entre junio de 2016 y mayo de 2017 lo hizo al 5,7%, mientras que entre 2015 y 2016 la evolución fue del 11,7 por ciento.
Respecto de las importaciones, en el último período (junio 2016-mayo 2017) aumentaron el 146,8% (50.359 toneladas), un valor muy superior al 88,6% del lapso anterior (20.403 toneladas, 2016 versus 2015). En el caso de las exportaciones, la ecuación registra, con 17.468 toneladas, un crecimiento del 20,7% interanual. «Un valor poco relevante todavía para el sector», dijo Garzón. Entre los mismos meses de 2016 y 2015 la mejora había sido de 44,6 por ciento.
Lo que presenta una evolución sostenida en los últimos años es el consumo interno. Entre mayo de este año y junio de 2016, el alza fue de 10,9% apenas un punto porcentual debajo del mismo lapso entre 2016 y 2015. El consumo anual per cápita es de 13 kilos en el país.
Mario Aguilar Benítez, productor CREA y socio de la Sociedad Rural de Jesús María, afirmó que la producción porcina tiene un «potencial enorme» y «muchas oportunidades de seguir creciendo». Dueño de «Las Chilcas», una empresa familiar con base en Rayo Cortado, en Río Seco, en el norte cordobés, planteó que hay que apostar a un modelo de ciclo completo y transformar el maíz en carne de cerdo, a modo de generar valor agregado.
«Al producirse muchísimo maíz en nuestra zona, la actividad porcina es una de las oportunidades para darle valor agregado al grano. En nuestro establecimiento, no sólo nos estamos abasteciendo, sino que estamos saliendo a comprar más maíz», precisó.
En referencia a la cadena comercial, explicó que no es complicada, sino que hay que buscar relaciones duraderas con clientes, frigoríficos y abastecedores grandes y medianos. En el caso de las producciones intensivas, aclaró, lo importante es tener continuidad. «Todas las semanas hay que sacar y colocar la misma cantidad de capones. No se puede especular ya que los cerdos tienen que salir y venderse», indicó.
Según la Cámara de Productores Porcinos de Córdoba (Cappcor), de los 9600 productores inscriptos en el Registro Nacional Sanitario (Renspa), 1600 se dedican a la producción porcina de modo intensivo. «De esos 1600, la mayoría tiene entre 1 y 50 madres en la provincia», detalló Benítez.
Por Gabriela Origlia | Diario La Nación